lunes, 7 de noviembre de 2011

Cuba apuesta por el cambio, pero desde adentro.



Claudia Rodríguez León

Fotos: Tomadas de la Internet

Mientras algunos se apresuran a los pronósticos y predicciones astrológicas para el nuevo año, el gobierno de los Estados Unidos persiste en mantener su presión genocida contra Cuba en su guerra (no declarada) a través de un bloqueo que se extiende por casi medio siglo.

Recientemente y, a pesar de la creciente denuncia contra el bloqueo económico, en la rotunda votación que puso al descubierto, una vez más a Washington, en su criminal cerco comercial y financiero impuesto a Cuba, la Casa Blanca, pide cambios en el equivalente de ceder la soberanía ganada por el pueblo cubano y su independencia política para ser sometida como establecen las leyes extraterritoriales norteamericanas para la Mayor de las Antillas.

El mes pasado, 186 países -de 191 posibles- rechazaron por vigésima ocasión consecutiva en la Asamblea General de las Naciones Unidas la permanencia de esa política que ha costado a la nación caribeña más de 975 mil millones de dólares.

Por supuesto, existen algunos personajes que se prestan para seguir el juego a Washington, es el ejemplo del escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, quien aseguró votará en las próximas elecciones legislativas españolas por el partido Unión Progreso y Democracia (UPyD) de Rosa Díez, debido a su solvencia moral, tendencia liberal y su apoyo a la oposición en Cuba, según anunció en un artículo publicado en un diario peruano y otro español.

El Premio Nobel señaló, además, que “es el único partido en estas elecciones que ha incorporado a su plan de gobierno una cláusula comprometiéndose a apoyar a la oposición democrática que lucha por liberar a Cuba de cincuenta y dos años de dictadura.” Resulta, siempre, sorprendente este odio visceral de Vargas Llosa contra la Revolución cubana y de hecho con el pueblo cubano que ha dado contundentes muestras de solidaridad a resto del mundo y específicamente al pueblo peruano en momentos de desastres naturales.

Otro personaje que condiciona, a su favor, un “cambio en Cuba” es el contratista estadounidense Alan Gross, detenido y juzgado por actividades subversivas contra la Revolución en Cuba. Ahora solicita ser intercambiado por los Cinco Héroes cubanos que fueron detenidos en 1998 en Estados Unidos, por penetrar grupos terroristas basificados en la Florida y que han sido responsables de ataques con bombas a instalaciones turísticas cubanas como la que provocó la muerte del joven italiano Fabio Di Celmo y la voladura del avión de cubana el 6 de octubre de 1976. Crimen del cual resultaron detenidos liberados y confesos: Orlando Bosh y Luis Posada Carriles.

Los cambios en Cuba se iniciaron con el triunfo de la Revolución en enero de 1959. Desde antes, en la Sierra Maestra, el Ejército Rebelde, comenzó con la Reforma Agraria, una de las medidas que permitió expropiar a quienes se habían adueñado del país, mediante fraudulentos contratos que favorecían (especialmente) a empresas norteamericanas. Por supuesto, la Revolución no se detendrá. Así lo definió en el reciente VI Congreso del Partido. Ni astrólogos, ni politólogos al servicio del imperio podrán modificar lo que el pueblo cubano decidió hace medio siglo: continuar soberano e independiente, a pesar de las presiones de los gobiernos (Demócrata o Republicano) en los Estados Unidos.