Claudia Rodríguez León
Foto tomada de la Internet
Sumario: Facilitar nuevos créditos bancarios para la
renegociación de la deuda interempresarial constituye una respuesta inmediata,
pero no la solución a un problema que debe erradicarse a partir de una gestión
administrativa consecuente con los objetivos de producción y los servicios.
En el reciente Acto Central por el Aniversario 59 de los ataques
a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el Primer Secretario del
Partido, General de Ejército Raúl Castro Ruz, reconoció que no hemos logrado
los avances que nos proponemos alcanzar para aumentar las producciones de
alimentos y servicios, reducir las importaciones y elevar la capacidad de los
potenciales básicos que ha logrado crear el país en todos estos años de
Revolución.
Citar sus palabras exactas nos llevaría a entender las continuas
alertas enel pensamiento del líder histórico de la Revolución cubana,
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, desde la temprana fecha del triunfo de
enero de 1959 y los procesos que llevaron al análisis de los errores y
tendencias negativas en la década de los ochenta.
De ahí que el acuerdo de priorizar el otorgamiento de créditos
bancarios para el pago de sus deudas a entidades del Ministerio de la
Agricultura (MINAGRI) y al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), establece
un compromiso y se torna en cuestión estratégica, para el país, alcanzar los
resultados que se espera de sus trabajadores y directivos.
Según el artículo publicado en el periódico Granma, por la periodista Sheyla Delgado Guerra, se conoce que, al
concluir el pasado año, el sistema empresarial del MINAG tenía una necesidad mínima
de capitalización valorada en 2 400 millones de pesos y deudas con las sucursales
bancarias ascendentes a más de 5 300 millones. De esta última cifra estaban fuera
de término 1 300 millones de pesos.
Tal y como ha sido definido en los planteamientos del Presidente
de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Rúz,
frente a los delegados al VI Congreso del Partido, tales deficiencias en los
controles financieros han sido, cito a el artículo: acarreadas durante décadas y de diversa índole: desde las elevadas
pérdidas acumuladas por eventos climatológicos (huracanes, intensas lluvias,
sequías periódicas), dificultades organizativas y de control, hasta encubrimientos
entre entidades que, por falso compañerismo, se “tapan” unas a otras y no
exigen que se “honren” las deudas.
Otra de las cuestiones señaladas refiere el no uso de las letras
de cambio y el mal procedimiento con esos títulos de valor no debidamente
avalados por el banco lo que, en consecuencia, facilita la ocurrencia de
ilegalidades.
No obstante, existen ejemplos loables en relación con lo
anterior. La propia periodista lo señala: unido
al proceso de depuración de las cuentas vencidas de cobros y pagos pendientes
(este último en mayor medida) y a otras acciones acometidas, permitieron
reducir los acumulados, en relación con el mes anterior: en un 45,1 % las
cuentas por cobrar y en un 23,8 % las por pagar. El ejemplo más claro: el Grupo
Empresarial de Logística (sobre todo la Empresa Mayorista Central de Productos
Agropecuarios), que en apenas un mes las disminuyó de modo general en ocho
veces.
Es por esta razón que concluyo mi referencia, en el blog, con la
segunda y última parte del artículo de Sheyla Delgado Guerra.
NI VÍCTIMAS NI VICTIMARIOS… SOLUCIONES
Las entidades que más le deben al sistema empresarial de la
Agricultura son
algunas del MINCIN, específicamente la Empresa Territorial
Comercializadora de Productos Agropecuarios (ETCPA) y la Unión Alimentaria
(UNAL), con un adeudo que supera entre ambas los 235 millones de pesos; le
siguen otras que
están subordinadas al Poder Popular en las 15 provincias, con 32
millones en total; empresas de la Industria Alimentaria (fundamentalmente las
Cárnicas y de Conservas de Vegetales), que suman nueve millones de CUP;
dependencias del Grupo Azucarero y de la Industria Básica. En la mayoría de los
casos se han hecho los análisis y formulado las demandas que corresponden en
las Salas de lo Económico de los tribunales.
No obstante, resulta curioso que el principal deudor de la
Agricultura sea su
propio sistema empresarial, el cual registra cuentas por cobrar
aplazadas de 413 millones pesos en total, además de las UBPC y el sector
cooperativo y campesino que deben 45,7 millones de pesos.
Ahora bien, ¿a quiénes les deben en mayor medida las empresas
del MINAG?
Al igual que en los cobros fuera de término, en las cuentas por
pagar se repite la concentración de saldos morosos en sus propias estructuras
empresariales, las que tienen vencimientos por alrededor de 527 millones de
pesos, el 70 % del total.
Siguen en el orden de las cuentas por pagar de la Agricultura:
la empresa importadora de alimentos Alimport, a la que al cierre del 2011 le
debían unos 200 millones de pesos (ya han podido liquidarles una parte y el
resto fueron conciliadas y renegociadas); además a entidades de la Industria
Básica, principalmente a la Unión Eléctrica, Quimimport y Poligom; y a dependencias
de los ministerios de la Industria Sideromecánica, de la Industria Ligera, y
del Transporte.
Todas estas irregularidades son la fuente básica del delito y la
corrupción.
A estos organismos se ha dado máxima prioridad en los pagos,
hasta donde
ha sido posible, y en la renegociación para lograr liquidarlas
en lo que resta
del año, informó el director de Finanzas del MINAG.
Es preciso destacar que el pago a los productores ha tenido una
mayor exigencia y control, dado en lo esencial por el sistema de facturación,
explicó. También dijo que en diciembre del año anterior se les debía en total
más de seis millones de pesos (un millón por las empresas del MINAG y el resto
de otros organismos), cifra que se redujo cinco veces al término de mayo
pasado.
“Gracias al trabajo mancomunado con varios ministerios y con el
Banco Central
de Cuba en los últimos meses hemos avanzado, pero todavía falta
profundizar
en diversas direcciones; los contratos, por ejemplo, con la definición
clara de
los plazos y condiciones en las cláusulas para los cobros y
pagos, y si se excede de la fecha pactada dejar explícitas las comisiones a
devengar”, significó.
Otra cuestión impostergable es la eficiencia en la contabilidad
de algunas
empresas, responsables en buena medida de no pocos descalabros y
de la falta de credibilidad ante sucursales bancarias en el país.
La Agricultura no puede detener, bajo ningún concepto, el
abastecimiento de
productos agropecuarios a la población, así le paguen otros
organismos o dejen de hacerlo. Por ello deben instrumentarse medidas más
enérgicas en cuanto a las sanciones a los incumplidores —no solo en el sistema
empresarial del MINAG, sino en los demás OACE— para no tener que buscar
víctimas ni victimarios en este asunto y evitar que las buenas intenciones se
conviertan en pura retórica de “cuentas” vencidas que no dan para más.