Claudia
Rodríguez León
Fotos tomadas
de la Internet
Sumario: Si
alguien quiere saber realmente ¿cómo se forma un grupúsculo
contrarrevolucionario en Cuba, quiénes lo integran, sus objetivos y por qué?,
solo deben observar la forma injerencista en que el gobierno de Estados Unidos
se apoya en su Oficina de Intereses en La Habana (SINA) para facilitar recursos
tecnológicos y financieros a sus mercenarios en la Isla. La ruta del dinero
siempre conduce a revelar los intereses oscuros de quienes manejan a los
disidentes (desde Washington) y en contubernio con representantes de naciones
europeas.
Así lo confirma
esta entrevista tomada del blog de Yoandry´s weblog:
El político
sueco, y dirigente de la Juventud Cristiano Demócrrata de ese país (KDU) Jens
Aron Modig -retenido en Cuba por su participación en un accidente en que
fallecieron dos personas el 22 de julio -sostuvo en la mañana de este
lunes un encuentro con periodistas cubanos en el que estuvo La pupila insomne.
Modig declaró ante la prensa que viajó a Cuba, junto
al político español del Partido Popular Ángel Carromero, con tres objetivos:
- Entregar dinero a Oswaldo Payá Sardiñas.
- Organizar de conjunto con la hija de Oswaldo Payá un ala juvenil del “movimiento” presidido por Payá en Cuba.
- Apoyar a Oswaldo Payá en los viajes que éste quisiera realizar dentro del país.
Jens Aron Modig relató haber viajado a Cuba
también el año 2009, cuando según sus declaraciones entregó dinero y equipos a
“periodistas y economistas”.
Ante una pregunta acerca de si hubo un vehículo que
estaba persiguiéndolos el pasado 22 de julio -como han divulgado algunos medios en Miami y España-
Modig lo negó y respondió de modo tajante que se trató de un accidente, algo
que concuerda con la investigación de las autoridades cubanas y las declaraciones de su padre a un diario de Estocolmo.
Un video mostrado a los periodistas contiene también declaraciones del español Carromero,
quien conducía el vehículo siniestrado, que ratifican los objetivos del
viaje y la causa del accidente.
Jens Aron Modig reconoció -como se puede apreciar al revisar sus mensajes en Twitter- haberse reunido en Georgia poco
antes de visajar a Cuba con representantes del Instituto Republicano Internacional Republicano (IRI)
y del Instituto Nacional Demócrata (NDI), dos organizaciones norteamericanas
que participan activamente en la política de cambio de régimen de Estados
Unidos para Cuba.
Modig fue presentado ante la prensa por Gustavo
Machín, director del Centro de Prensa Internacional, adscrito a la cancillería
cubana, y mostraba buen estado físico a pesar de haber resultado herido
levemente en el accidente. En el momento de redactar esta información Jens Aron
Modig comparecía ante corresponsales extranjeros acreditados en Cuba.
Tomado de La Pupila
Nota del
Ministerio del Interior (Cuba)
Como informó
el diario Granma, el pasado 22 de
julio a las 13:50 horas, un auto Hyundai Accent matrícula de turismo T31402, se
salió de la vía y se impactó contra un árbol en un tramo de la carretera Las Tunas-Bayamo,
en la localidad de Las Gabinas, provincia Granma.
En este
lamentable accidente fallecieron los ciudadanos Oswaldo José Payá Sardiñas y
Harold Cepero Escalante; mientras que resultaron lesionados leves los
extranjeros Ángel Francisco Carromero Barrios y Jens Aron Modig, de ciudadanías
española y sueca, respectivamente.
Durante el
proceso investigativo, se precisó que el vehículo salió de La Habana sobre las
06:00 horas de ese día, conducido por Ángel Carromero, y se dirigió a Santiago
de Cuba. Jens Aron viajaba en el asiento delantero derecho; Oswaldo Payá en el
asiento trasero izquierdo y a su lado Harold Cepero. Estos dos últimos no
llevaban puesto el cinturón de seguridad.
El tramo de
la carretera en que ocurrió el accidente está en reparación y por espacio de
unos dos kilómetros no se encuentra pavimentada la superficie de rodamiento, lo
cual lo convierte en una especie de terraplén con abundante gravilla; por
tanto, muy resbaladizo. El análisis pericial arrojó que el lugar es una vía
recta que cuenta con buena visibilidad y había una señal que indicaba la
existencia de hombres trabajando en su mantenimiento, precedida de otras
similares que alertan a los conductores de los tramos en reparación.
Al respecto,
el apartado dos del artículo 127 de la Ley 109, de seguridad vial, establece
que “no se debe conducir un automóvil a una velocidad mayor de 60 kilómetros
por hora en camino de tierra o terraplén”; y en el 128 que “Sin perjuicio de lo
dispuesto en los artículos anteriores, en relación con el límite general de
velocidad, el que guíe un vehículo o animal por la vía debe tener pleno dominio
de su movimiento y está obligado a moderar la marcha y si es preciso detenerla
siempre que la circulación, estado de la vía o la visibilidad lo imponga”, en especial,
“cuando la superficie está resbaladiza por agua, grasa, arena, lodo u otras
sustancias o éstas puedan proyectarse hacia los vehículos y peatones”.
El dictamen
pericial y las declaraciones de tres testigos presenciales del accidente: José
Antonio Duque de Estrada Pérez, Lázaro Miguel Parra Arjona y Wilber Rondón
Barrero, permitieron establecer que el auto irrumpió al terraplén a exceso de
velocidad. Al respecto, el Capitán Jorge Fonseca Mendoza, perito del lugar del
hecho (12 años de experiencia), apuntó que el conductor aplicó los frenos de
una manera abrupta, ochenta metros después de haber entrado al terraplén,
perdió el control del vehículo y el carro giró del costado izquierdo por
espacio de 63 metros, con el frente hacia la cuneta y el maletero hacia el
centro de la vía, hasta impactar con un árbol en el borde derecho de la
carretera, lo cual confirma la extrema velocidad con que era conducido.
José Antonio
Duque de Estrada, trabajador del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos
(INRH), quien reside en el municipio granmense de Río Cauto y transitaba por el
lugar del hecho en una bicicleta, declaró al Órgano de Instrucción:
“El carro me
pasó a alta velocidad por al lado, con seguridad iba a más de 100 kilómetros
por hora. Rebasó a un tractor que también iba en la misma dirección y después
vi una tremenda polvareda, cuando entró a un tramo que está en mal estado. Al
aproximarme, ya con menos polvareda, vi al carro impactado contra un árbol en
la cuneta. A mi modo de entender, la razón más clara que yo veo del accidente
es el exceso de velocidad. Al caer en el terraplén no es lo mismo que en el
pavimento, no hay freno que valga, el carro no se sujeta, se desliza y se
impactó contra el árbol”.
Por su
parte, Lázaro Miguel Parra Arjona, tractorista del INRH y vecino de La Sal, en
el municipio Yara, confirmó esta versión: “El carro me adelantó a gran
velocidad; luego vi la nube de polvo fuerte y cuando bajó el polvo pude ver el
auto impactado en el árbol que está en la cuneta”.
Tanto José
Antonio como Lázaro conducían en la misma dirección del auto accidentado, pero
Wilber Rondón Barrero, campesino de Río Cauto, venía en dirección contraria, a
unos cien metros de distancia del sitio donde ocurrió el siniestro. “Cuando me
acercaba vi que el carro perdía el control y se impactaba contra un árbol de la
cuneta”, declaró.
Un equipo de
la Dirección de CriminaIística integrado por: Teniente Coronel Misael Fontes
Pérez, oficial de la Sección de Averías, Explosiones e Incendios (19 años de
experiencia como perito); Teniente Coronel Inardi Reyes Uriarte, Jefe de la
Sección Provincial de Criminalística de Granma (11 años de experiencia como
perito); y el Capitán Jorge Fonseca; de conjunto con Fidel Núñez Guevara, Jefe
de Ingeniería del Tránsito en la provincia Granma (9 años de experiencia como
perito), concluyó categóricamente que el conductor manejaba a exceso de
velocidad y que el vehículo presentaba una abolladura de 67 centímetros de
ancho con 45 centímetros de profundidad en el lateral izquierdo trasero, perpendicular
al eje longitudinal del auto (lugar donde viajaban los fallecidos), como
consecuencia de un fuerte golpe que deformó sustancialmente el monochasis y el
techo, cuyas características y dimensiones se corresponden con el tronco del
árbol referido.
El dictamen
médico forense indica que Oswaldo Payá falleció instantáneamente a consecuencia
de un traumatismo craneoencefálico como resultado del fuerte impacto recibido;
mientras que Harold Cepero murió en el hospital clínico quirúrgico Carlos
Manuel de Céspedes, de la ciudad de Bayamo, debido a una insuficiencia
respiratoria aguda por tromboembolismo pulmonar graso del lóbulo superior del
pulmón izquierdo, derivada de la fractura fragmentada del fémur izquierdo.
Ángel
Carromero declaró al Órgano de Instrucción que no recordaba haber visto la
señalización que alerta sobre el estado en que se halla la vía. Añadió que
irrumpió al terraplén a una velocidad que no puede precisar, debido a que no
iba observando el cuentamilla y al percatarse de que transitaba sobre grava,
intentó disminuir la velocidad mediante un frenazo brusco y el auto comenzó a
resbalar de lado hasta impactarse contra el árbol. Jens Aron declaró que él
estaba dormitando cuando sintió el frenazo y el desplazamiento lateral del
vehículo; luego perdió la conciencia.
A partir del
análisis lógico del tiempo de viaje (cerca de ochocientos kilómetros en menos
de ocho horas, con tres paradas intermedias), las declaraciones de los testigos
y el estudio pericial del lugar del hecho y el vehículo, el equipo
investigativo evaluó que Ángel Francisco Carromero Barrios debió conducir a una
velocidad promedio superior a los 120 kilómetros por hora y que frueron su
falta de atención al control del vehículo, el exceso de velocidad y la
incorrecta decisión de aplicar los frenos de manera abrupta en una superficie
resbaladiza, las causas que determinaron este trágico accidente que costó la
vida a dos seres humanos.
Continúa el
proceso investigativo y de instrucción penal, en correspondencia con las leyes
cubanas.