jueves, 21 de noviembre de 2013

La bola escondida o el prospecto imperial contra la pelota en Cuba




Claudia Rodríguez

Pudiera haber dejado el título ¿Bola escondida o prospecto imperial contra Cuba?, pero realmente funciona en afirmativo, una verdad que ha sido parte de la estrategia intervencionista del gobierno de Estados Unidos para estimular el éxodo de cubanos, en forma ilegal, el robo de cerebros (recuérdese la política seguida al principio de la Revolución cubana para dejar, a la Isla, sin médicos) y de talentos en todas las manifestaciones deportivas, con especial énfasis en la pelota cubana porque representa el deporte nacional de la Mayor de las Antillas. 

La afición cubana conoce, perfectamente, el altísimo costo de cada fiesta (Serie Nacional de Béisbol) en relación con la adquisición de los recursos imprescindibles con el fin de garantizar la preparación de los atletas, la disponibilidad de los implementos deportivos (cada vez facturados con alta tecnología y un, también, alto precio en el mercado internacional), el mantenimiento de las instalaciones, energía para el alumbrado, transportación… todo un conjunto de factores que implica fuertes inversiones por parte del Estado. Por supuesto, no he referido lo que cuesta formar un atleta, en medio de las más precarias condiciones que genera el bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, por más de medio siglo.

El propósito de subvertir la actividad beisbolera en Cuba, ha llevado a la caza de talentos entre los equipos de las diferentes provincias del país. Detrás de toda la maquinaria propagandística contra la Isla, se agudiza el objetivo de comprar peloteros. Sin embargo, cuando son detectados los posibles emigrantes ilegales y, en consecuencia (lógica) suspendidos de la actividad deportiva,  no dudan un segundo, los propios medios de propaganda norteamericanos de hacer su juego de esconder la bola, manipular e intentar confundir con sus lanzamientos de mentiras mediáticas.

Tal es el reciente caso de los atletas Dayron Varona y Jorge Hernández quienes fueron excluidos del actual campeonato local luego de ser sorprendidos en un intento de salida ilegal. El jugador de jardines, Varona (25 años) y el lanzador Hernández (23), formaban parte de los equipos de Camaguey y Cienfuegos, respectivamente. 

Según reporta el nuevo herald, en lo que va de año, unos diez beisbolistas cubanos fueron excluidos de sus equipos y sancionados por intentar abandonar la isla de forma ilegal. El diario _en su guerra mediática contra Cuba, señala que “los intentos de fuga se han incrementado en el béisbol local en los últimos meses, a pesar de que el gobierno de Raúl Castro aprobó en septiembre una nueva política de remuneración para los deportistas, que fija aumentos sustanciales de salarios, premios por resultados y permisos para fichar en clubes extranjeros”.

Argumenta el libelo que “Esa nueva política salarial implica un regreso al deporte rentado, que había sido abolido por Fidel Castro en 1961” y agrega que “expertos locales consideran que el aumento de las fugas responde a los contratos millonarios que han firmado algunos beisbolistas locales en las Grandes Ligas y al excepcional año que tuvieron algunos emigrados, como el lanzador José Fernández (Marlins de Miami), Yasiel Puig (Dogers de los Angeles) y Yoenis Céspedes (Atléticos de Oakland)”.

Los cambios que se aplican en Cuba son para reestructurar y fortalecer el modelo económico para continuar la construcción del Socialismo. En ningún modo significa un retroceso, en el caso del deporte ni en otra esfera, a las formas y métodos del deporte profesional rentado, que existía antes del triunfo de la Revolución de enero de 1959, que tantas vidas de atletas costo a la Isla. 


La manipulación y negativa de las visas, por parte del gobierno de los Estados Unidos (Acuerdos migratorios Cuba-Estados Unidos), se agudiza con la negación de visaje, por parte de la Casa Blanca, para encuentros académicos y deportivos a cubanos y ciudadanos norteamericanos. Es una incuestionable realidad. En el caso de los peloteros, no solo se trata de mantener esta político de robo de talentos, sino de intentar desmembrar las potencialidades de los equipos en un intento por destruir los esfuerzos del Estado cubano para garantizar la continuidad de la pelota como deporte nacional.