Claudia Rodríguez
León
Fotos tomadas de la
Internet
No cabe duda de
que ya agoniza el fulgor que llevó al señor Barack Obama a la silla
presidencial _en una fastuosa ceremonia más bien concebida como un reality show_
y que los círculos de poder comienzan a mover a la nueva superestrella: el
señor Mitt Rommey. De hecho tal parece que solo se discutirán estas dos
canditaturas: Obama (cesante o saliente) y Rommey (nuevo caballo de guerra)
para continuar los propósitos del gobierno de Estados Unidos de controlar los
recursos naturales y financieros de todo el mundo.
De hecho cada vez
más se ridiculiza en sus propios medios de prensa la imagen del hombre
afroamericano que se utilizó como pieza de cambio en un momento que Estados
Unidos entraba en el período más crítico de su propia crisis y donde los
valores nacionalistas fomentados a
partir de una prensa cerrada al mundo y capaz de estimular el sentido nación
elegida para gobernar el planeta, comenzaban a palidecer entre los
contribuyentes, al perder credibilidad la propaganda del gobierno, a crecer la
desconfianza de los inmigrantes (blancos pobres, latinos, afroamericanos e
inmigrantes), a mostrarse escéptica la opinión pública en relación con las guerras
imperiales en Iraq y Afganistan.
Demasiadas
muertes, irreparables consecuencias de los suicidios entre los jóvenes y
soldados invasores… el surgimiento de un movimiento mucho más consecuente y
políticamente preparado (salvando las distancias) que el de los años de
oposición a la guerra contra Viet Nam. Me refiero al movimiento de indignados
que se propagó de Wall Street a las principales ciudades del mundo capitalista,
precisamente a las naciones que integran la coalición imperial junto a la Casa
Blanca.
Recientemente el
gobierno estadounidense se disculpó por un error del presidente Barack Obama, al
utilizar la expresión: "campo de exterminio polaco" durante una
ceremonia en la propia Casa Blanca. El hecho provocó una reacción de rechazo
por parte de los polacos claro está. Washington se esforzó por hacer ver que
"el presidente se equivocó al hablar, se refería a los campos de
exterminio nazis en Polonia. Lamentamos este error". Así lo determina un
comunicado, enviado a Efe, por una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional
de la Casa Blanca.
Por supuesto, ¿Alguien
se cuestiona cómo es posible que el premio “novel de la paz (me gusta
escribirlo en baja y con falta de ortografía en nobel, no creo en ese título
para ningún presidente norteamericano. Tampoco creo que ha sido dado con
certeza en la mayoría de los casos, pero no es mi objetivo en este artículo)
pueda equivocarse en un asunto histórico elemental? La respuesta puede ser muy simple: el señor
Barack sigue el guión escrito por sus asesores de la Casa Blanca, pensar, en el
caso de un presidente de Estados Unidos no es su trabajo. La labor del mandatario
en Estados Unidos consiste en obedecer, presentar la imagen que se requiere y
nada más.
El “error”, en el guión
escrito para el presidente, se produjo el martes (29 de mayo de 2012) durante
una ceremonia en la que el señor Obama otorgó la Medalla de la Libertad _el
máximo honor civil en Estados Unidos_, a 13 personalidades entre ellas, y post
morten, al señor Jan Karski (1914-2000), un estadounidense de origen polaco que
luchó contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial.Al referirse a la historia del señor Karski, el presidente Obama, habló de "campo de exterminio polaco" en referencia a los campos de concentración nazi en Polonia. Un término que, desde hace años, Polonia ha excluido al referirse al campo de concentración nazi en la ciudad de Auschwitz, así como de otros tenebrosos sitios construidos por los fascistas alemanes para eliminar a miles de personas.
Las palabras de Obama "tocaron a todos los polacos", sostuvo el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, en un comunicado divulgado por la cadena CNN. Argumentó que: "No podemos aceptar esas palabras incluso si vienen del líder de una potencia amiga, ya que esperamos diligencia, cuidado y respeto de nuestros amigos en cuestiones de importancia como el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial", subrayó.
Por su parte, el ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, escribió en su Twitter que es "una pena" que la ceremonia para honrar a Karski "se viera ensombrecida por la ignorancia y la incompetencia".
No entiendo el asombro del canciller polaco. ¿Qué podía esperar? La historia de los millones de muertos en la Gran Guerra Patria que llevó a la muerte a 20 millones de soviéticos y otros millones de personas de diferentes nacionalidades ha sido borrada por obra y gracia de Washington. Solo basta recordar, por estos días se conmemora la fecha en el mes de junio, con relación al final de la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos aparecieron como los héroes de aquella conflagración cuando intervinieron al final de la guerra en un frente que se abrió en Normandía. ¿No ha visto las películas de Hollywood el señor Sikorski? ¡Los buenos son los americanos!
Para compensar el error de Obama, el vocero de la Casa Blanca no pudo usar una frase más lapidaria: "no debe hacer olvidar la clara intención de homenajear al señor Karski y a esos valientes ciudadanos que estaban del lado de la dignidad humana frente a la tiranía". Así fue subrayado por el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. En otras palabras, “tierra y pisón” al escabroso asunto. El señor presidente de Estados Unidos puede equivocarse, aunque sus errores sean olvidar la historia y llenar de sangre y luto a muchísimos más millones de personas con las nuevas guerras de exterminio que realiza Washington y su coalición imperial para controlar los recursos naturales de todo el planeta.
¿A
qué presidente se le ocurre oficializar una ceremonia con un burro?
Obama
ya tiene varios títulos para el libro de “errores” presidenciales que debe
escribirse algún día para que se vean los horrores de quienes dirigieron la
potencia imperial más letal del mundo.