miércoles, 20 de junio de 2012

USA vs ING Bank: Asalto al viejo estilo del nuevo Oeste


Claudia Rodríguez León

Foto tomada de la Internet

Sumario: La multa del Departamento del Tesoro de Estados Unidos a ING Bank, ha demostrado la forma brutal y genocida de la Casa Blanca en su propósito de mantener un bloqueo contra Cuba que impida cualquier actividad comercial o financiera con el resto del mundo.

En la foto, el señor Szubin, muestra su bravuconería contra Cuba al multar a ING Bank por transacciones financieras prohibidas en las leyes extraterritoriales de Washington.
 

Podría calificarse de absurdo, pero la palabra más exacta es genocidio si debemos calificar la imposición de una multa _por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos_ ascendente a 619 millones de dólares a la institución bancaria holandesa “ING Bank.” No puede interpretarse de otra manera. Una vez más la administración de la Casa Blanca actúa como si estuvieran en el viejo Oeste cuando iniciaron la expansión hacia el territorio méxicano y exterminaron, prácticamente, a los pueblos autóctonos originarios.
Esta vez se trata de un asalto si queremos denominar la grotezca multa a la ING Bank, por tramitar de conjunto con subsidarias en Francia, Bélgica, Holanda y Curazao, acciones financieras y comerciales de entidades cubanas a las cuales vigila la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), adjunta al Departamento del Tesoro norteamericano.
Se confirmó que es la mayor multa impuesta por la OFAC, en toda su historia, lo que puede resultar determinante para calcular el odio visceral que impone Washington cuando se trata de Cuba y, sobre todo, después de la reciente maniobra en la cual determinaron arrebatar la marca del ron Havana Club, en otra de las expresiones que advierten la puesta en práctica de una ofensiva anticubana en todos los frentes de esta guerra ya no encubierta del gobierno de Estados Unidos contra la Isla.
Lo anterior es evidente en la expresión del director de la OFAC, Adam Szubin, quien utilizó un lenguaje amenazante e irrespetuoso que se avala en la impunidad de Estados Unidos para aplicar sanciones a partir de leyes extraterritoriales que también, como es este caso, afectan a otras naciones involucradas (por lógica) en relaciones comerciales con Cuba.
Debo hacer un aparte para explicar algunas cuestiones que hacen de Cuba un socio comercial fiable:
Primero es garante de pago y posee las condiciones de un país soberano y políticamente independiente con una sociedad organizada en la cual no se observan las situaciones que presentan otros países (indignados en las calles, pobreza extrema, desatención del estado a las cuestiones básicas necesarias, educación del más alto nivel, profesionales en todas las esferas del conocimiento, científicos que han logrado realizar avances en campos de la medicina aplicada a los humanos, farmacología, así como en las áreas agropecuarias y agrícolas, por citar algunos ejemplos) en cuanto a las medidas internas para enfrentar las crisis generadas por el capitalismo en su fase imperialista.
Segundo Cuba ha mostrado una alta capacidad para asumir las deudas contraídas a pesar de que _cualquier transacción comercial o financiera_ implica enfrentar cifras multiplicadas por el riesgo que corren los socios ante la vigilancia extrema de las agencias de inteligencia de Washington.
Considero que son suficientes, aunque pudiera enumerar muchas razones más.
Sin embargo, la justificación (sin lugar) de la Casa Blanca expresa (en las palabras del señor Szubin) que “nuestras sanciones reflejan los principales intereses de seguridad nacional y de política exterior de Estados Unidos, y la OFAC las aplica agresivamente. El anuncio debería servir como una clara advertencia a cualquiera que considere aprovecharse de evadir las sanciones de los Estados Unidos.”
Entiéndase que dijo: “cualquiera”. De esta forma el director de la OFAC, no dejó fuera a ningún país, ni siquiera a muchos que son aliados incondicionales en sus aventuras imperialistas. Se trata de Cuba, en la expresión de una guerra abierta y visceral. No puede explicarse de otra manera. Es una “advertencia”, ¡No!  Es una franca amenaza, una flagrante violación que perpetúa la absurda y obsoleta política de Estados Unidos contra Cuba bajo las presiones y la persistencia de mantener un bloqueo que se extiende por más de medio siglo contra una nación soberana, políticamente independiente y reconocida con todos sus derechos en las Naciones Unidas.
Tamaña y soberbia medida extraterritorial coloca al gobierno de Estados Unidos en una posición de fuerza contra el mundo. Conocen, perfectamente, que Cuba defiende y demuestra su invulnerabilidad militar. De ahí que los ataques contra la Mayor de las Antillas sea la prioridad de cualquier mandatario estadounidense que defienda los intereses de los círculos del poder y no del pueblo norteamericano a quien también se le imponen sanciones previstas por la OFAC.

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