miércoles, 28 de diciembre de 2011

Dineros para una guerra no declarada


Claudia Rodríguez León

Foto de la Internet
 
Cuando el Departamento de Estado norteamericano ha reconocido haber gastado 200 826 000 dólares en programas contra #Cuba desde 1997, podemos advertir que solo, en esta cifra, se expone la punta del iceberg. No obstante, el gasto multimillonario de esta guerra subversiva demuestra el compromiso de Washington con los sectores de la ultraderecha y el pensamiento anexionista de los representantes (en el Congreso estadounidense) de la mafia cubano-americana, específicamente en el estado de la Florida.
La referencia de estas expensas la refleja el Just the Facts, una entidad civil que registra los gastos del gobierno de los Estados Unidos para la Defensa y la Asistencia de Seguridad en América Latina y el Caribe. Entiéndase ingerenCIA (la palabra está escrita con toda intención al señalar en altas las siglas de la meca de los servicios de inteligencia en Estados Unidos. Recuérdese que no es la única agencia con estas funciones).
Estos datos reflejan una investigación, realizada entre el 2009 y el 2010, que sobrevino tras los cuestionamientos de algunos personajes de la cúpula de poder norteamericana en relación con la eficacia de los programas subersivos contra #Cuba, donde la mayoría son gestionados por la llamada Agencia de EEUU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).
En los últimos años, la USAID ha pagado a esta empresa de Washington, DC, por lo menos $ 1,47 millones para auditar los programas de la Agencia destinados a destruir la Revolución en la Mayor de las Antillas.
Según publicó Cubadebate, el periodista Tracey Eaton, sostiene en el blog Cuba Money Project que, en marzo de 2011, solicitó una copia de los resultados de la auditoría a través de la Freedom of Information Act, o FOIA y la USAID le respondió (a principios de este mes) enviándole apenas 10 páginas del informe, pero con los folios se omite la mayoría de los hallazgos, recomendaciones y otras informaciones clave, incluyendo la identidad de los beneficiarios de las ayudas detectadas por la auditoría.
El periodista Eaton expresó que le “resulta imposible creer que una auditoría que costó 1,47 millones de dólares no dejara más pistas, pero supongamos que sea cierto. Eso significaría que las 10 páginas publicadas han costado a los contribuyentes cerca de 150.000 dólares cada una”, ironizó.
Just the Facts es un recurso clave desarrollado por tres ONG dirigido a legisladores, periodistas, dirigentes sindicalistas y actores de la sociedad civil que se preocupan por la asistencia militar estadounidense a América Latina. Su piedra angular es una base de datos que incluye información detallada sobre las asignaciones estadounidenses para ayuda militar y económica desde 1996. El blog “Just the Facts” ofrece actualizaciones de noticias y análisis de temas como el abuso de los derechos humanos, el crimen organizado y la corrupción.
Ahora bien. ¿La otra parte del dinero destinado a planes contra Cuba dónde se esconde? La respuesta sería difícil de obtener. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la mayoría de las agencias de inteligencia estadounidenses, utilizan sus fondos para la mantener la “vigilancia” sobre el cumplimiento de las leyes extraterritoriales (Helms-Burton y Torricelly) que buscan detectar las fisuras en el genocida bloqueo impuesto por más de medio siglo contra el pueblo cubano.
Incluso, para entender el destino de multimillonarios gastos contra Cuba, debemos tener en cuenta el anunció _a fines del pasado año (cuando, por supuesto, ya era operativo) _, del Comando Espacial de Estados Unidos con facultades precisas para atacar las redes de transmisión de datos en cualquier país (enemigo o enemigo. Así lo especificó la Casa Blanca (de acuerdo con las circunstancias). Por entonces, las pruebas directas no se hicieron esperar. Recuérdese el lanzamiento de “misiles mediáticos” contra el gobierno bolivariano de Venezuela.
¿Casualmente?, después del “apagón en el ciberespacio de Egipto” podemos entender que el presidente de los Estados Unidos podría tener poderes absolutos para colocar una “campaña de silencio” en derredor de cualquier lugar del mundo. Esto como una prueba de la continuidad de su política expansionista y de guerra en cualquier escenario: encubierto o descubierto.
Es más, según reportó, el comité legislativo del Senado de Estados Unidos aprobó el proyecto de Ley S. 3480 _por medio del cual se crearía el National Center for Cybersecurity and Communications (Centro Nacional para la Ciberseguridad y las Comunicaciones, NCCC por su sigla en inglés)_, la nueva entidad quedaría bajo el mando del presidente (Barack Obama) y tendría una potestad absoluta para controlar la Red, incluyendo la posibilidad de “apagar” Internet por 30 días.
Continua el reporte: “A pesar de sus evidentes implicaciones negativas, la iniciativa estadounidense tiene fines muy diferentes a los que inspiraron a apagar la Red en Egipto. En teoría, el NCCC usaría sus poderes únicamente cuando haya ataques a la infraestructura informática de Estados Unidos, no para suprimir las opiniones o manifestaciones de sus ciudadanos”. 
Me pregunto ¿a quién pretenden engañar? Estados Unidos mantiene una posición imperial tanto en la política como en su estrategia global expansionista. La extraterritorialidad de sus leyes (Helms-Burton, Torricelly, de Ajuste Cubano y el bloqueo impuesto a Cuba por más de medio siglo) prueban que Washington se propone continuar el perfeccionamiento de sus armas de dominación imperialista.
Los dineros que se ven en estas cifras multimillonarias resultan incomparablemente ínfimos si tenemos en cuenta todo lo que se ha invertido por Washington en casi un siglo de agresiones contra Cuba y, sobre todo, las consecuencias de estos ataques en las personas que han muerto debido a la guerra bacteriológica, los daños a la economía cubana y los prejuicios por erogaciones realizadas por el gobierno de la Isla para adquirir los recursos básicos necesarios en función de garantizar los planes de desarrollo del país.
Es solo la punta del iceberg.