jueves, 22 de diciembre de 2011

Una estatua… ¿para Yoani?



Claudia Rodríguez León

Foto tomada de la Internet (el nuevo herald)

Fabricar mercenarios es una de las especialidades del gobierno de los Estados Unidos, siempre (es lógico) hay personas que pueden ser manipulables y desechables, por supuesto, para ser utilizadas con fines ofensivos que representan los intereses imperiales de Washington. Tal es el caso de la cubana Yoani Sánchez, a quien _por tantos “premios” alentados por la mafia cubano-americana_ la han declarado como la más influyente figura disidente en Cuba.

Claro está, una disidencia que no va más allá de lo que simplemente es: grupúsculos de apátridas pagados y alentados por la Casa Blanca (en todas sus administraciones, desde que se inició la guerra no declarada contra la Revolución cubana) que actúan desde la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA).

El asunto es que la mercenaria Yoani, aseguró en un foro preparado, con tal propósito, que las voces opositoras están ejerciendo una creciente actividad en el mundo “virtual” para denunciar la situación interna de la Isla y consolidar un proceso democratizador a pesar del cerco gubernamental sobre la información.

Primero hay que reconocerle que su preocupación, al recibir uno de los últimos premios en metálico, porque no le alcanzaba la cuota de arroz que se ofrece a precio subsidiado por el Estado cubano para todos los residentes en la Mayor de las Antillas. Digo reconocerle porque ni siquiera los disidentes dejan de recibir esta cuota normada que se entrega con fuertes erogaciones del Gobierno para adquirir alimentos básicos en el mercado internacional.

Dicho esto no entiendo su preocupación frente al derecho de Cuba a protegerse de la injerencia de un país que intenta imponerle condiciones a su soberanía e independencia, pero además no cesa en ataques directos (léase guerra bacteriológica, atentas contra instalaciones y personas, derribos de naves aéreas, secuestros de embarcaciones y aviones, financiamiento para crear el desorden interno y la desobediencia civil, emisiones de radio y televisión subversivas, el mantenimiento de un bloqueo abierto y genocida por casi medio siglo y el recrudecimiento de este cerco, mediante leyes extraterritoriales que han sido condenadas por la comunidad internacional.

No obstante, la mercenaria expresó que: “las redes sociales y los móviles (entregados y pagados por los funcionarios de la SINA) nos están ayudando a narrar una Cuba que ha sido durante demasiado tiempo ocultada por los medios oficiales y, sobre todo, nos está entrenando (léase entrenando como mercenarios) como ciudadanos”.

Yoani Sánchez, realizó estas declaraciones durante una presentación virtual sobre el impacto de las redes, organizada por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia (CU), en Nueva York. Fue la primera vez que esta casa de estudios realiza un conversatorio de este tipo en español.
Según el nuevo herald, Sánchez habló telefónicamente desde La Habana. En Estados Unidos, usuarios de la red, académicos y público en general tuvieron la oportunidad de hacer preguntas y comentarios a través de Twitter, correos electrónicos y llamadas en vivo.

El libelo de Miami refleja que, en su presentación la mercenaria Sánchez destacó el hecho de que la sociedad cubana esté avanzando a ser cada vez más creativo en la búsqueda de la información que el gobierno le niega. “De la misma manera en que las madres nos las agenciamos para poner un vaso de leche en el desayuno de nuestros hijos y la gente encuentra esos alimentos que no hay en el mercado racionado, pues así mismo buscamos la información”

Por supuesto, no tiene ni los argumentos ni la orientación, ni siquiera la información de cuánto debe pagar el gobierno cubano para adquirir leche en el mercado internacional, teniendo en cuenta la imposibilidad de hacerlo en el mercado de los Estados Unidos (más próximo territorialmente) y ni siquiera a las filiales de empresas norteamericanas en cualquier parte del mundo. Mucho menos las sanciones severas aplicadas a quienes violen estas leyes extraterritoriales y envíen buques de carga a las radas cubanas.

En el colmo de su disidencia, utilicemos este término, valoró el aporte de las mujeres (no se refiere a la mujer cubana, sino a las llamadas Damas de Blanco, grupúsculo de la disidencia), sus ideas y el rol que ejercen en la lucha por la apertura democrática. “Las mujeres están logrando un gran protagonismo desde las calles y la política.

Pero ahora resulta que es feminista. “Eso me alivia porque hemos vivido en regímenes y sistemas demasiado masculinos en el sentido de ser confrontativos”, añadió. Me pregunto: ¿en cuántos sistemas y regímenes masculinos y confrontativos ha vivido Yoani? Me parece que se desfasa una vez más en cuanto a los argumentos que expone para hacerse notar esta figura tan “influyente”.

Otra verdad, de las pocas que dice, es acerca del uso de la tecnología que recibe la disidencia en Cuba para hacer el trabajo mercenario dentro del país. “la tecnología móvil y el conocimiento de las redes le han servido para saber “escuchar” comentarios de toda clase y analizar temas de la realidad que no figuran en los espacios oficiales. Me considero ahora mismo una ciudadana más demócrata, más abierta a escuchar las opiniones ajenas y más capaz de dialogar a partir de mi experiencia con las redes sociales”, manifestó.

Consultada sobre el pulso político en un futuro cercano, Sánchez explicó que Cuba experimentará una transición. “Me gusta más el concepto de transición porque el sistema actual cubano no admite transformaciones, que es prácticamente anticiudadano, antifelicidad, anticonciliación, entonces me gustaría de verdad que pudiéramos pasar la página”, dijo Sánchez.  Pudiera preguntarle: ¿en qué capítulo de su entrenamiento para la subversión en Cuba se quedó Yoani?