miércoles, 16 de abril de 2014

El próximo país y el último combate







"Y oiréis de guerras y rumores de guerras; (…)

 pero aún no es el fin.

Porque se levantará nación contra nación,

y reino contra reino"

(Mateo 24:6-7).





Se avanza más rápidamente en tecnologías para la guerra que en la búsqueda de soluciones a dos de los grandes flagelos convertidos en apocalípticos para la humanidad: el hambre y las enfermedades. En ambos casos, en la era moderna, ambos son condicionados por la voracidad imperial del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados contra el resto del mundo.

La bipolaridad que amenaza al mundo no se dirime en la existencia de dos bandos de potencias (identificados en los territorios de Rusia y China, de una parte y Washington con sus naciones mercenarias europeas, bien identificadas por su participación en las nuevas guerras, sin excluir el estado de Israel, en el Oriente Medio), porque la carrera por la supremacía mundial ha devenido en un proceso irreversible, más ligado a la esencia salvaje del ser humano que a su conciencia como ser social.

Los arsenales de armas y las industrias en función de su desarrollo, superan las expectativas futuristas de la humanidad actual. Puede afirmarse, sin medias tintas, que el futuro es hoy, y nunca habían sido tan actuales las predicciones de Fidel, líder histórico de la Revolución cubana.

Medios de combate dirigidos por control remoto (drones: submarinos, aéreos y terrestres) han sido conformados por materiales que los hacen “invisibles” a los radares más sofisticados, aunque se ha demostrado la “inhabilidad”  de los satélites militares _capaces de leer un diario en las manos de un ciudadano en cualquier lugar del mundo_, luego de la “desaparición del vuelo de Malasya, que aun deja, sobre la opinión pública internacional, demasiadas interrogantes vinculadas a la voluntad de un grupo de países en la confabulación más siniestra de la historia moderna.

Las nuevas llegan en el resultado de los constructores del cañón Railgun, de la marina de Estados Unidos, que se pondrá a prueba para 2016, después de una década de ensayos para crear esta arma electromagnética capaz de lanzar un proyectil a velocidades supersónicas (siete veces supera la velocidad del sonido como se vanagloria el contraalmirante Mateo Klunder, responsable de hacer pública la noticia, cuando afirmó: “Estamos hablando de un proyectil con un alcance de 160 millas, a una velocidad que puede ir a más de Mach 7 (8.575 kph)” y un alcance de hasta 200 kilómetros, desde una lanzadera ubicada en uno de los buques de guerra más rápidos y modernos del planeta: el USNS Millinocket (JHSV-3), de la clase Spearhead.



Hace unos días Rusia anunciaba la culminación del prototipo de caza bombardeo T-50, un avión considerado una verdadera amenaza como francotirador aéreo de acuerdo a sus prestaciones que lo hacen un rival varias veces más depredador que el F-22 (Raptor), estadounidense, por su autonomía de vuelo, velocidad (500 kilómetros más rápido), ligero (puede aumentar la capacidad de misiles en sus bodegas y alas, invisibilidad ante los radares y capacidad para lanzar misiles aire-aire y aire-tierra a distancias muchas veces superior, a las de otras versiones rivales en todo el mundo, con el propósito de abatir cualquier objetivo.

Antes China, también había dado a conocer un proyecto similar, el J-31 (mejoramiento tecnológico del J-20) con una longitud superior al F-22 (Raptor) que puede tener su versión drone, en ambos casos. 





Según el presidente de la estatal Corporación de la Aviación Rusa, Mijaíl Pogosián el supercaza T-50F-22 Raptorl T-50 “es una aeronave militar polifacética con una avanzada inteligencia artificial.  Si durante el vuelo, por alguna razón, "el piloto suelta los mandos, no empezará a descender, sino que recuperará el vuelo horizontal sin necesidad de activar el modo automático, regresar a la base y aterrizar. Incluso la capa exterior de la aeronave es 'inteligente', ya que lleva incorporados numerosos detectores”.
Durante varios años de pruebas secretas, se han realizado más de 500 vuelos de cuatro de estos aviones rusos. Eso demuestra que muchos avistamientos por personas han identificado el vuelo de estos peligrosos ingenios con OVNIS. El próximo año se realizará su producción en cadena.
Las superpotencias que desarrollan estos aparatos denominados de quinta generación piensan en la vulnerabilidad de armas como el supercañón electromagnético norteamericano.


Como si fuera poco la amenaza para la supervivencia humana es cada vez más amenazada por las nuevos proyectiles guiados por láser y capaces de adaptar la trayectoria, en pleno vuelo, con un margen de error de hasta seis metros del blanco.

En más de una ocasión, pudiera decirse que en (prácticamente) todas sus intervenciones en foros internacionales, el líder de la Revolución cubana, alertó y advirtió la necesidad de detener estos procesos de construcción de armas y concentrarse en salvar los destinos de la humanidad, mediante la cooperación entre las naciones.

Lo peor es que vivimos en medio de una guerra ciberespacial en la cual los bombardeos mediáticos causan millones de víctimas en todas las latitudes, debido a las consecuencias que sufren millones de internautas obligados a vivir una realidad virtual, sin capacidad de ofrecer una respuesta para enfrentar o denunciar a quienes los manipulan desde las administraciones de las plataformas ciberespaciales controladas por las agencias de inteligencia de la comunidad al servicio de los círculos del poder mundial.

¿Cuál será el próximo país víctima de un ataque imperial y sus aliados, quién podrá sobrevivir al último combate?