Invasión a occidente
Fotos
tomadas de la Internet
Simultáneamente,
Fidel, orientaba que la columna Número OCHO, (Ciro Redondo) dirigida por el
Comandante Ernesto Guevara, el Che, para neutralizar la “Ofensiva de Verano”
lanzada por el gobierno de Batista en los últimos estertores de un ejército
equipado por los Estados Unidos, pero sin ninguna fuerza moral para detener el
empuje de las Fuerzas Rebeldes.
Camilo y el Che tenían facultades para organizar
unidades de combate (locales) a lo largo del territorio ocupado durante la
marcha que se extendería en 74 jornadas de combates y victorias
La creación de las Columnas Invasoras DOS y OCHO, al
mando de Camilo y el Che respectivamente, fueron posibles a partir de las armas
capturadas y el incremento de la fuerza guerrillera durante la Ofensiva de
Verano lanzada por el Ejército de la dictadura contra la Sierra Maestra y que
fue derrotada a principios de agosto de 1958, tras 74 días de combates y
victorias del Ejército Rebelde.
El Che se
había ganado el alto honor de ser el primer expedicionario designado al frente
de la nueva Columna invasora y ascendido al grado de Comandante en el Ejército
Rebelde. El testimonio de este guerrillero excepcional quedó plasmado en su
diario de campaña:
"...El
ejército batistiano salió con su espina dorsal rota, de esta postrera ofensiva sobre
la Sierra Maestra, pero aún no estaba vencido. La lucha debía continuar (…) Liquidados
los regimientos que asaltaron la Sierra Maestra; vuelto el frente a su nivel natural
y aumentadas nuestras tropas en efectivo y en moral, se decidió iniciar la marcha
sobre Las Villas, provincia céntrica..."
La epopeya marcó el derrotero de la naciente Revolución cubana en su
continua lucha por mantener la independencia y soberanía. Vendrían los días del
triunfo de Enero de 1959, los días gloriosos de Playa Girón y los luctuosos de
la Crisis de Octubre, pero sobre todo se cumpliría la promesa de la Generación
del Centenario al Apóstol, de ser “libres o mártires”, en el momento de la
partida del Granma, desafiando la furia de los elementos de la naturaleza, el
arribo a las costas cubanas en medio de la sorpresa del combate del Úvero y
decisión de Fidel de continuar la lucha hasta el momento en que la llama
libertaria bajara de las montañas y se extendería generosa por el llano.