Foto de Reuter y de Internet
Desde que
asumió el poder el presidente de Estados Unidos, ha sido el principal estratega
para la continuidad de la nueva etapa de la guerra fría que tiene lugar en los
ataques realizados contra aliados y enemigos en el ciberespacio. Por otra
parte, las consecuencias directas de tales acciones se reflejan en el esfuerzo
por el control de millones de personas (usuarios de la Internet) que puedan ser
manipuladas en un anticipo (inverso) de lo que fuera el argumento futurista del
filme Minority Report, pero donde la virtualidad de la realidad tergiversada _por
los administradores de las plataformas ciberespaciales_, condiciona la
posibilidad de lograr manipular y establecer de forma involuntaria y voluntaria, la conversión de los seres humanos en nuevos esclavos o biociberandroides capaces
de ejecutar tareas subversivas como el enfrentar a los gobiernos de sus respectivas
naciones (considerados enemigos de Washington, como pretendieron hacer con el programa Zunzuneo denunciado por Cuba), por ejemplo Cuba y Venezuela, o
llevar al poder direcciones de corte fascista, mediante programa de inteligencia
militar (en las denominadas“primaveras”) como sucede, actualmente, en Ucrania.
Un ejemplo
reciente de los intentos de la Casa Blanca en su guerra de quinta generación
por el control imperial del ciberespacio y, específicamente, hacia Latinoamérica,
resultó (precisamente) el fracaso de la operación Zunzuneo contra Cuba. Un ataque que
posibilitó introducirse en la cuenta de 40 000 clientes de la empresa ETECSA y
provocar daños y prejuicios con el propósito de realizar un levantamiento
subversivo y desobediencia civil a gran escala en el territorio de la Mayor de
las Antillas.
Por eso
resulta más preocupante la nueva declaración del mandatario estadounidense al
declarar que “la
Agencia Nacional de
Seguridad (NSA) podría servirse de los
fallos de seguridad en Internet, en medio del revuelo en el mundo por la
noticia acerca de la vulnerabilidad Heartbleed, que comprometió a millones
usuarios”.
Tal aseveración solo puede ser tomada como una
acción dentro de la estrategia de las operaciones militares y de la cual,
expresamente, el señor Barack asume su condición de Comandante en Jefe, realiza
(en todo el planeta) la NSA y el Comando Ciberespacial.
De acuerdo con un reporte de Prensa Latina, “funcionarios aseguraron _según publicó
The New York Times_, que tras salir a la luz el fallo del código de OpenSSL,
utilizado por miles de sitios para proteger los datos de usuarios, Obama
decidió que cuando la NSA localice este tipo de vulnerabilidades en la
seguridad de internet, deberá informarlo para que sean reparadas, en lugar de
guardar silencio para utilizarlas en tareas de espionaje. ¿Más claro…?
Seguidamente,
el señor Barack hizo “una salvedad significativa que podría permitir a la NSA
seguir explotando los fallos para “romper el cifrado en internet y diseñar
armas cibernéticas”.
Prensa
Latina destaca que “fuentes de Bloomberg, durante los dos últimos años la NSA
no solo ha tenido conocimiento de la existencia de Heartbleed bug, sino que lo
ha usado regularmente para recolectar información de inteligencia”.
En este
caso, Heartbleed pasa por ser uno de los mayores problemas técnicos en la
historia de Internet, un fallo de seguridad que afecta a la tercera parte de
todos los sitios web del mundo. Su descubrimiento hace cinco días
llevó a muchos usuarios a cambiar sus contraseñas, pero de ningún modo excluye
la vigilancia, si tenemos en cuenta los acuerdos de los administradores de las
plataformas ciberespaciales para entregar la información requerida por los
centro de espionaje estadounidense, sin establecer límites.
En
este caso basta observar que siquiera los aliados escapan, especialmente del
escándalo provocado por las revelaciones de Edward Swnoden y Julian Assange, y lo que ocurre en el Centro
Aeroespacial Alemán (DLR) que asegura llevar meses defendiéndose de un
ciberataque que _las autoridades alemanas_, por su entidad y complejidad,
atribuyen a un servicio secreto extranjero, según reporte del “Der Spiegel”.
Por
su parte, la agencia Efe, destaca que “El Gobierno alemán considera el caso
“extremadamente serio” porque esa agencia pública se dedica, entre otras
cuestiones, a la temáticos”, de carácter profesional, y han afectado a “todos
los sistemas operativos” del DLR, según los investigadores”.
Más
adelante señala que “hasta el momento, el estudio de los ordenadores afectados
por parte de forenses informáticos de la Oficina Federal para la Seguridad en
las Tecnologías de la Información (BSI) tan sólo han logrado “indicios”,
mientras “Der Spiegel” asegura que estos expertos han encontrado en el código
de algunos de los troyanos “caracteres chinos y errores recurrentes que apuntan
a un atacante de Extremo Oriente”, aunque añaden que eso podría ser tan sólo
una estrategia de despiste”.
Por
supuesto, es obvio, considerar que las trazas de los atacantes ciberespaciales
dejarían señales para llevar a otros y, en este caso, es risible la referencia
a la presencia de “caracteres chinos o de extremistas del Oriente Medio, más
directamente un intento de talibanizar el asunto.
Sin
embargo, algunos especialista (informáticos) consultados por la publicación
alemana no descartan que este ataque proceda de Occidente y, en concreto, de la
Agencia de Seguridad Nacional
(NSA) estadounidense, la misma que lleva a cabo programas masivos de
espionaje a escala global. En este caso, se acercan a la verdad.