Foto de la
Internet
Después de
la fracasada gira de Yoani Sánchez, los servicios de inteligencia del gobierno
de Estados Unidos, la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y los
congresistas Ileana Ros y Lincoln Díaz-Balart, buscaron a Guillermo Fariñas,
como una propuesta de imagen para la oposición. También fracasaron, a pesar de
los encuentros _en el intento de construir un “líder de la oposición” dentro
de la Isla_ con terroristas como el conocido Luis Clemente Posada Carriles, uno de los autores de la voladura de un avión de Cubana sobre las costas de Barbados y de varios intentos de magnicidio contra el Comadante en Jefe, Fidel Castro Ruz, entre otros crimenes realizados en toda América Latina. Fracaso total.
Entonces apuestan por el rostro de la señora Berta Soler a quien le escribieron
hasta la carta que envió a su Santidad el Papa Francisco.
Ahora le
tocó, al señor vicepresidente, Joe Biden, formar parte del “protocolo de
recibimiento” a la jefa del grupúsculo mercenario (Las Damas de las jabitas blancas)
que intenta representar a un país negado a doblegarse; a pesar del genocida bloqueo impuesto por Washington, por más de cinco décadas, y dispuesto a preservar
su independencia sin hacer concesiones de ningún tipo al imperio
norteamericano.
El señor
Biden, se fotografió (glamorosamente) junto a la señora Soler, en la Casa
Blanca, en un hecho considerado como el más alto reconocimiento del gobierno del
señor Barack a los mercenarios cubanos. Tal parece que ya olvidaron, por
supuesto, el homenaje que le tributaron a Yoani Sánchez.
Sin embargo,
más que un reconocimiento confirma, una vez más, la faceta de Estados
Unidos en su guerra (ya no secreta) contra Cuba. Fue el momento que aprovechó
la señora Soler para insistir en la agenda (preparada de antemano) que el gobierno estadounidense, “en sus relaciones con Cuba siempre mantenga el reclamo
por el respeto a los derechos humanos”
¿Acaso la propia Soler y su familia no han sido víctimas del bloqueo
impuesto a nuestro país? No obstante, la
Soler, solicitó “protección (No es la primera vez que reclama una intervención
norteamericana en asuntos internos de Cuba o pide el recrudecimiento del bloqueo, entre otros actos terroristas) para los activistas y el libre
acceso a internet, entre otros asuntos”, según un reporte de otra flagrante violación
de las regulaciones internacionales: Radio Martí.
Señala la
mercenaria que “es un gran orgullo y regocijo puesto que salimos de un país
donde no hay democracia, no hay libertad y el gobierno de Cuba se muestra
indolente y sordo y nunca nos va a abrir las puertas para nosotros poder
expresar el sentir del pueblo de Cuba". ¿El estribillo no es el mismo?
¿Cuál puerta necesita que se abra, la señora Soler? ¿Acaso no estaba en la
mismísima Casa Blanca haciendo su show como representante de un grupúsculo que recibe
dinero, alimentos y aseo personal de funcionarios de la SINA en La Habana?
En el colmo
de su paranoia expresó: “Han sido muy receptivos con nosotros, ahora que
planteamos la realidad y qué es lo que queremos para los días que se aproximan”,
agregó. Claro, la referencia al tiempo que se aproxima tiene que ver con la
inconsecuencia de Washington para mantener el flujo de dinero en apoyo a los
grupúsculos dentro de Cuba, en su intento por destruir la Revolución que defiende
el pueblo cubano.
Por más de
cinco décadas, todas las administraciones de la Casa Blanca, han conservado la
misma receta de ataques contra Cuba. No aceptan escuchar el reclamo y condena mundial por
el levantamiento del bloqueo genocida y la liberación de los cuatro Héroes que
mantienen prisioneros en cárceles estadounidenses por luchar contra el terrorismo. El gobierno de Estados
Unidos no quiere ver.