“Los hechos legítimamente históricos son tales, que cada uno en sí, a más
de reflejar en todo la naturaleza humana, refleja especialmente los caracteres
de la época y la nación en que se produce; y dejan de ser fecundos, y aun
grandiosos, en cuanto se apartan de su nación y de su época”
José Martí.
Foto tomada de Internet
Muchas veces los hechos históricos sirven solo para un reflejo de las
cuestiones que obligan a una referencia circunstancial en determinado momento,
teniendo en cuenta las necesidades e intereses del individuo, el colectivo o toda
la sociedad. El Primero de Mayo tiene una esencia diferente en Cuba, porque no
se reclaman derechos para los trabajadores. Se ratifica el compromiso del
pueblo a defender sus conquistas. Se condenan las injusticias cometidas contra
nuestro país u otras naciones del mundo, se reclama la libertad de tres de los
Héroes cubanos que aún permanecen prisioneros en cárceles del imperio.
Por estos días, los continuos y sofisticados ataques mediáticos contra
Cuba se arrecian; pero, de ningún modo pueden llevarnos a la confusión que
intentan provocar las agencias de inteligencia de Estados Unidos, como el caso
del programa ZunZuneo para crear las bases de la confrontación ideológica,
teniendo en cuenta las limitaciones económicas provocadas por el criminal
bloqueo impuesto a nuestro país. Como diría el Ché: “ni un tantico así…” de ningún modo podemos
ceder si tenemos en cuenta la amenaza real de agresión contra nuestro pueblo
por acciones encubiertas o directas del imperialismo norteamericano. Tampoco
podemos dar bandazos en cuestiones de ningún tipo, ni económicas y mucho menos
en el orden político e ideológico que colocaran en peligro la unidad y, en
consecuencia, la soberanía e independencia del país.
El pueblo de Cuba se alista para la marcha por el Primero de Mayo, en
todas las provincias del país. Es un hecho tradicional que se transmite de
generación en generación como un derecho a celebrar las conquistas de una
nación soberana, con pleno apoyo del Estado y su Partido político. Un hecho sin
precedentes en cualquier otro lugar del mundo, en esta época caracterizada por
la aguda crisis provocada por y en las naciones capitalistas (ejemplo el éxodo
de jóvenes y profesionales de España, por citar un ejemplo), las guerras
imperiales, el terrorismo de estado -generado por los círculos de poder
mundial- y la pretensión del gobierno de Estados Unidos para controlar al mundo
desde las plataformas ciberespaciales.
Siento orgullo porque la dirección del Partido Comunista de Cuba, está
integrada por trabajadores: profesionales de diferentes especialidades que
fueron aprobados para ocupar cargos de dirección en los diferentes niveles de
Gobierno, Administración Pública, Política y de la Defensa del país.
Así lo refrenda la Constitución de la República de Cuba en su Capítulo I,
de los Fundamentos políticos, sociales y económicos del estado. Y cito tres de
sus artículos que avalan la condición de dirección política que asume el
Partido Comunista en su derecho a ser guía de un pueblo integrado por
trabajadores:
Artículo
1o.- Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano,
organizado con todos y para el bien de todos, como República unitaria y
democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el
bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana.
Artículo
3o.- En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana
todo el poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las
Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan,
en la forma y según las normas fijadas por la Constitución y las leyes. Todos
los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo
la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que
intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta
Constitución.
Artículo 5o.- El Partido Comunista de Cuba, martiano y
marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza
dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los
esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el
avance hacia la sociedad comunista.
Es por eso que podemos celebrar, desde enero
de 1959 a la fecha, el Primero de Mayo. Porque no se suplanta, con la dirección
del Partido, la proyección de la dirección de la Central de Trabajadores de
Cuba, sino que constitucionalmente se apoya y ratifica. Más aún, refuerza las
tradiciones de lucha de nuestro pueblo por su independencia y corrobora la
validez de la necesidad y creación de un Partido Revolucionario Cubano para
garantizar la concreción de los objetivos de nuestras luchas por construir una
sociedad con todos y para el bien de todos, por nuestro José Martí.
Esos son los fundamentos que nos hacen y deben
hacernos sentir orgullosos de ser cubanos y de la dirección de nuestro Partido.
Nadie puede cuestionar ni criticar el por qué el Partido Comunista de Cuba es
la esencia de la unidad que ha permitido a nuestro pueblo defender y demostrar,
al mundo, que puede ser posible una sociedad donde la equidad no sea una utopía
en favor de los derechos y el bienestar de todo el pueblo.
Estamos bajo una guerra real de ideas, una
batalla a la cual nos llamó el líder histórico de la Revolución cubana,
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, una estrategia marcada en el pensamiento
martiano. Esa es nuestra fuerza, nuestra verdadera fuerza como pueblo.