lunes, 19 de marzo de 2012

Tres días para matar


Claudia Rodríguez León

Foto tomada de la Internet

La política del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba (cualquier administración federal) siempre tendrá en cuenta los propósitos de crear una posición anexionista entre los grupúsculos contrarrevolucionarios que esgrimen la defensa de una intervención norteamericana en la Isla. No diré nada nuevo con relación a los beneficios recibidos por los apátridas. En la Sección de Intereses estadounidense en La Habana (SINA) los funcionarios se hacen cargo de suministrar las “jabitas” a las llamadas “damas de blanco” y los nombrados opositores pagados por los servicios de inteligencia norteamericanos.
Mientras hace un silencio profundo con respecto al injusto encarcelamiento de Cinco Héroes cubanos prisioneros en cárceles de Estados Unidos, ahora el Departamento de Estado, se atrevió a condenar “rotundamente” el arresto de 70 integrantes del grupo disidente cubano de las Damas de Blanco, que fueron detenidas el domingo y liberadas horas después por las autoridades cubanas.
Analizar el asunto de manera superficial no resulta conveniente. Pero, en un párrafo me atrevo a refrescar la memoria del Departamento de Estado con unas pocas líneas: los tres días para matar solicitados por la ultraderecha en Miami, a partir de la imposición de un gobierno de transición, en Cuba, que se imponga a través del cumplimiento de un voluminoso legajo de imposiciones (la mayor parte imp(di)blica) que se esconden en los carriles que siguieron para reforzar el genocida bloqueo imperialista y las leyes extraterritoriales aplicadas a nuestro país.
Como si fuera poco las nombra (el Departamento de Estado) comos “miembros pacíficos de la sociedad civil de Cuba, y condenamos rotundamente las acciones tomadas contra ellas”, aseguró la portavoz, Neda A. Brown, en un correo electrónico. Más adelante la funcionaria agrega:
“El hecho de que tantas integrantes de las Damas de Blanco fueran acorraladas y detenidas por el Gobierno cubano cuando se congregaban para celebrar servicios religiosos apenas una semana antes de la visita del Papa Benedicto (XVI), es particularmente reprensible y viola las reglas democráticas de las Américas (me atrevo a acotar que se refiere a las normas impuestas por Washington a la vetusta OEA)”, añadió.
En plena histeria añadió: “Pedimos al Gobierno cubano que permita al pueblo de Cuba ejercer sus derechos abierta y pacíficamente, incluida la práctica de sus creencias religiosas, y expresarse libre y democráticamente”. Por supuesto, no solo desconoce que, en Cuba, esas libertades existen, sino que (una vez más) demuestran el desconocimiento de la Constitución que rige en nuestro país con respecto a tales “exigencias”.
La campaña mediática del gobierno de Estados Unidos, incrementada con la visita de su Santidad Benedicto XVI a Cuba, no deja más que pensar en las malas intenciones del imperio, al olvidar lo que no debe y defender a quienes intentan crear una situación de desobediencia civil que favorezca los intereses hegemónicos de Estados Unidos contra Cuba. Sobre todo cuando Los líderes religiosos coincidieron en destacar la importancia de que los diversos componentes de la sociedad actúen unidos en el esfuerzo por materializar sus aspiraciones y defender valores como el humanismo.

Las damas de blanco reciben el pago, en jabitas, de la SINA.