jueves, 15 de marzo de 2012

VI Cumbre de las Américas: Meridiana respuesta a Estados Unidos en el Ecuador del mundo


 Claudia Rodríguez  León
Foto tomada de la Internet
La posición del presidente de Ecuador, Rafael Correa, con respecto a Estados Unidos siempre resultó meridiana. Incluso, sus reiteradas acusaciones al propósito imperial de recolonizar a nuestra América, prácticamente le llevó a ser tomado en la lista de los mandatarios latinoamericanos enemigos de la Casa Blanca y posteriormente emboscado en un tiroteo en medio de la crítica situación política (contra su gobierno) creada por la oligarquía ecuatoriana que intentó el magnicidio con el apoyo de militares de su país y los servicios de inteligencia de los Estados Unidos. El pronunciamiento de Correa resultó más fuerte, contra el boicot de Washington, a la recién fundada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Ahora, el gobierno de Ecuador anunció que no asistirá a la Cumbre de las Américas, que se celebrará en Colombia el 14 y 15 de abril, en protesta por la posición de rechazo asumida por la administración del señor Obama, frente a la exigencia (de naciones latinoamericanas y caribeñas) que no aceptan celebrar este conclave sin la participación de Cuba.
Correa expresó que: “Personalmente ya no estoy dispuesto a volver a participar en estas cumbres, en las que no se debaten los problemas de los pueblos latinoamericanos”, dijo el mandatario en una rueda de prensa en Ankara, donde está de visita oficial, según Prensa Latina y aseguró que: “En nuestra región hay problemas muy importantes, pero éstos nunca se debaten en esas cumbres. Como el embargo que Estados Unidos impone a Cuba: nunca se debate. Ni tampoco la ocupación británica de las Islas Malvinas”. Posición que hace recordar las advertencias del líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, con respecto a las reuniones del ALCA.
La posición del mandatario ecuatoriano se define en la esencia de estas palabras:  “En estas reuniones se hacen todo tipo de declaraciones sobre la democracia, pero nunca se habla de la verdadera democracia; todo son palabras que nunca se convierten en hechos”, indicó Correa. Y es cierto. La creación del ALCA, fue precedida por el TLCAN que hundió, definitivamente, la economía de México en un insondable abismo entre Estados Unidos y Canadá. Ni siquiera, el hermano país azteca, pudo sobrevivir al desleal y desproporcionada comercio entre las potencias que absorbieron _primero toda la mano de obra barata (braceros) que, posteriormente, rechazaron, persiguieron, esclavizaron, prostituyeron y finalmente cercaron en el paso fronterizo_, sino que dejaron expuesta a una nación al saqueo, la corrupción y el vandalismo generado por el narcotráfico internacional.
Excluir a Cuba de estas Cumbres no es algo nuevo. En la estrategia imperial el aislamiento de la Mayor de las Antillas es parte del primer punto en cualquier agenda de la administración norteamericana, esté o no presente una representación cubana. Washington aplica un descomunal y absurdo bloqueo que asegura con leyes extraterritoriales y la vigilancia de su más de medio centenar de agencias de inteligencia.  Incluso, el ALCA no tiene ningún sentido más que para los propósitos imperiales de la Casa Blanca. El fracaso de la política neoliberal y todas las fórmulas capitalistas anteriores son parte del desequilibrio económico y financiero que arrastró al mundo a la mayor crisis mundial que vivimos en estos tiempos de guerras imperiales. Nada puede mostrar el ALCA, sino la obligación a la servidumbre.  
Por supuesto, no se puede olvidar el intento de regreso a los “gorilazos (golpes de estado) que se reiniciaron con el proyecto de “Pedro (Cardona) el Breve” Estanga, en Venezuela, a propósito del espaldarazo de Estados Unidos a PDVSA para sitiar al gobierno boliviariano del Presidente Chávez (a quien intentaron asesinar con el apoyo yanqui), el secuestro y derrocamiento del gobierno de Honduras (para mantener las bases militares), la fuerte e inusitada presencia de tropas norteamericanas y naves aéreas y navales con basificación en Costa Rica, entre otros.
No se podrá predecir si otras naciones asumen el mismo derrotero de Ecuador. No se trata de una cuestión asumida por acuerdo, sino de ejercicio pleno al derecho de una nación soberana a mostrar su dignidad. Pero es un hecho que se abre una brecha que demuestra, una vez más, la posición antiimperialista de las nuevas naciones de una renovada Latinoamérica.