sábado, 24 de marzo de 2012

Ileana (Ros Lethinen) Poncio Pilatus


Claudia Rodríguez León

Foto tomada de la Internet

Las recientes declaraciones de la congresista cubano americana Ileana Ros-Letinen  no dejan dudas sobre la posición ulttrareaccionaria que asume al declarar que “la administración Obama debería irse del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, dijo el jueves la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EE. UU, luego que el organismo adoptó una nueva tanda de resoluciones críticas hacia Israel.
Tales declaraciones se realizan cuando el presidente galo Nicolás Sarkozy se esfuerza por cambiar su abucheada imagen (previo al proceso de elecciones) y su esfuerzo por borrar aquella conversación en la cual reconoció estar harto del premier israelí durante una conversación (micrófono abierto) con el presidente Barack Obama.
Por su parte, el premier israelí se atrevió a viajar hacia Alemania para recibir los nuevos submarinos con capacidad de lanzar misiles nucleares (aunque se dice que es un arma convencional) y seguidamente visita el lugar desde donde partían los trenes _repletos de judíos_ con destino al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
En su caso, la Congresista cubano-americana aprovecha los resultados de una sesión, de un mes de duración en Ginebra, donde el organismo de derechos humanos de la ONU aprobó una resolución condenando a Corea del Norte, dos condenando a Siria y cinco condenando a Israel. Otra resolución, relacionada con Burma, contenía elementos moderamamente críticos.
“En lugar de presentarse para la reelección al Consejo, EE. UU. debería finalmente dejar esa galería de villanos y buscar foros alternativos creíbles para promover los derechos humanos”, expresó Ros-Lehtinen, luego que el CDH adoptó las cinco resoluciones relacionadas con Israel.
El consejo permaneció “anti-Israel como siempre”, dijo.
“Cualquier beneficio limitado y táctico obtenido por el compromiso de EE. UU. en el Consejo es superado ​​por el daño hecho a través de la concesión de legitimidad al órgano fundamentalmente ilegítimo”, argumentó Ros-Lehtinen. “El hecho es que, con o sin EE. UU., el CDH de la ONU permanece dominado por regímenes villanos que protegen a abusadores de derechos humanos y “atacan a democracias libres como la de Israel”.
Una de las cinco resoluciones relacionadas con Israel establece una nueva misión internacional de investigación sobre las violaciones relacionadas con los asentamientos ilegales israelíes en el territorio ocupado. Esta es la tercera misión que investiga a Israel desde que el CDH fue establecido hace seis años.
Israel anunció el jueves que no cooperará con la investigación, y criticó al CDH de la ONU llamándolo “hipócrita” y con “doble rasero”.
El ministro de Relaciones Exteriores de Israel dijo en un comunicado que “Mientras en todo el Medio Oriente los derechos humanos son violados en una escala sin precedentes, el CDH de la ONU hace el ridículo dedicando su tiempo y recursos para establecer a un órgano superfluo y extravagante, cuyo único propósito es satisfacer los caprichos de los palestinos y perjudicar las posibilidades futuras de llegar a un acuerdo por medios pacíficos”.
¡Increíble! Los muertos de todas estas guerras imperiales no cuentan. Tampoco las víctimas del terrorismo que promueve el gobierno de los Estados Unidos. Los lobos preparan el festín ante los nuevos países que serán devorados. La Lethinen ruge y se limpia las manos... con la conciencia ensangrentada.

El vuelo níveo de una paloma


Claudia Rodríguez León

Fotos tomadas de Internet

(Fragmentos de declaraciones del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla)

La llegada de su Santidad Benedicto XVI a México ha sido todo un acontecimiento. El propio papa declaró sentirse impresionado por la acogida recibida. Los reporteros que siguen estas incidencias esperan la llegada del sumo pontífice a Cuba. Las expectativas se suman a las declaraciones del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, durante la inauguración de sendas salas de prensa internacionales en La Habana y Santiago de Cuba. Estas fueron sus palabras:
“…estoy seguro de que el Papa encontrará en Cuba a un pueblo noble y trabajador, a un pueblo orgulloso de su historia y de sus tradiciones, que ha cultivado durante más de un siglo de lucha por la independencia; también por la abolición de la esclavitud, durante medio siglo de resistencia frente al bloqueo que se impone desde el exterior. Encontrará, seguramente, en Cuba una cultura vigorosa, un proyecto social en desarrollo, en constante perfeccionamiento. Encontrará a un pueblo comunicativo y hospitalario que hará todo lo posible por hacer que la visita de Su Santidad sea trascendente y que guarde una cálida memoria de un hecho que será necesariamente importante y memorable.
Desde la visita a Cuba del venerado Papa Juan Pablo II, y en los catorce años que han transcurrido, se han puesto de manifiesto numerosas coincidencias, que vienen de las que existen entre el proyecto social cubano y los sentimientos cristianos.
Cuba es un país que defiende su independencia, que busca un orden internacional nuevo y equitativo, que se opone a la opresión de las finanzas, al trato a los seres humanos como si fueran meros animales consumidores; que defiende una cultura universal, respetuosa de la diversidad que existe en nuestro planeta.
Cuba es un país donde hay una plena libertad religiosa y donde el Estado tiene buenas relaciones con la Iglesia Católica. Donde se observa el precepto constitucional que garantiza libertad religiosa plena a todos los cubanos.
Tiene relaciones, igualmente positivas, con otras religiones e instituciones religiosas.
La Santa Sede ha asumido posturas que Cuba comparte, en particular, en la búsqueda de la globalización de la solidaridad, y del ejercicio de los derechos humanos para todos los seres humanos. En la lucha contra la pobreza, contra la exclusión, en la búsqueda de un orden internacional democrático y equitativo.
En particular, el Gobierno cubano comparte con la Santa Sede sus posiciones tradicionales en defensa de la paz, en oposición a la guerra; frente a las amenazas de guerra. En la preservación de la especie humana frente a la existencia de enormes arsenales nucleares o del cambio climático que ponen en peligro la supervivencia de la humanidad.
La libertad está entre los valores supremos de nuestra cultura y de nuestro pueblo; la libertad y la dignidad del ser humano. Aprendimos de José Martí nuestra búsqueda de la justicia suprema para el ser humano. No solo nuestro pueblo tiene hondas convicciones, sino que ha realizado una contribución sustancial para bien de todos los seres humanos. El pueblo cubano ha tenido que defender su libertad y su independencia en las más difíciles condiciones. Es uno de los valores más preciados que inspira al proyecto social que construimos y que perfeccionamos cada día.
Desde que empezó la formación de la nación cubana hasta hoy, hemos luchado y luchamos por una Cuba libre”.
A estas palabras del titular del MINREX de Cuba, quisiera agregar un fragmento de la entrevista reproducida por #Cubadebate.cu  a uno de los intelectuales cubanos más prestigiosos de todos los tiempos. Sus palabras se ajustan a lo que acontece hoy, a la esperanza de un pueblo que apostó a su libertad con el Grito de Yara y que hizo realidad con el triunfo del Ejército Rebelde, en enero de  1959.

Cubadebate.cu
Este diálogo no tuvo ni cuestionario, ni temas predeterminados, salvo la concertación tácita de que nos encontrábamos, como siempre que una visitaba la casa de esta pareja de martianos tenaces y lúcidos, a la vera del Apóstol de la Independencia de Cuba. Transcurrió en el 2005, aproximándonos a algún aniversario trascendente en la vida de José Martí que, como otras veces a lo largo de casi 20 años de amistad, terminaba siendo un pretexto para escuchar a Cintio Vitier y a Fina García Marruz, fiesta de la inteligencia y la palabra.
Cuando eso ocurría, por supuesto, dejaba corre los caminos y los atajos que ambos quisieran remontar. El problema era después apretarlos en las cuartillas: “Escribir es escoger; hablar es dejar correr”, como afirmó José de la Luz y Caballero, a propósito del riesgo de hablar libremente, siguiendo el curso de un pensamiento que puede pecar de reiteraciones e ideas no totalmente acabadas.
Sin embargo, “escoger” en el río deslumbrante que era una conversación a dúo con Fina y Cintio, ha sido para mí una tortura. Entre otras razones porque aún cuando quedan las palabras, faltarán la ternura de Fina, su duelo cariñoso -de esgrimista, diría Cintio- para que se entienda exactamente qué quiso decir. Y, también, la bondad de Cintio, la paz de su casa, la ternura de la mirada entre ambos y la sensibilidad en todo lo que les era común.
Hoy, que lloramos la muerte del Apóstol del Apóstol -como lo llamó Ricardo Alarcón-, o si prefieren, del “Padre de la República cubana de las Letras”, como le dijera el poeta Roberto Fernández Retamar, recordemos aquel diálogo e instalémonos en su casa, un día caluroso y tranquilo, con la vida de la Avenida Paseo, en el Vedado habanero, filtrándose en la grabación que ahora escucharemos…

LA PATRIA

Cintio: ¿Qué es la patria? Martí dijo aquello que siempre se cita: “Patria es Humanidad”; sí, pero dijo otra cosa: “La patria no es el objeto de unos cuantos tercos”. Eso es muy interesante, porque es casi una defensa de sí mismo. Y dijo también: “la patria es cosa divina”. Me di cuenta de una cosa: la patria no es la nación, no es el Estado, no es el país. La patria es la patria; una obviedad, que no es tal. La patria es algo por lo que un hombre es capaz de morir y también ese algo que está en un pequeño sabor y en un gran combate. Es el dulce de guayaba y la Batalla de Las Guásimas, ¿te das cuenta? La patria es algo mínimo y máximo. No es la naturaleza, exclusivamente. Muchos de los que se han ido de Cuba se llevaron con ellos la patria. Me refiero a los buenos cubanos. No son miserables y fanáticos todos los que se fueron o se los llevaron, muchos de ellos víctimas de errores -como esos niños de la Operación Peter Pan, espanto ocurrido en los primeros años de la Revolución, en el que estuvo vinculada la Iglesia.
Di una conferencia mínima -últimamente estoy escribiendo en el estilo bijirita-, que titulé “Fe, Patria y Poesía”. Ahí me pregunto qué cosa es la patria y por qué en muchas regiones del mundo se relacionan las apariciones de la Virgen con la patria. La Virgen de Guadalupe es México; la Virgen del Pilar es España, en particular Zaragoza… Con esta virgen culmina la rebelión zaragozana, descrita también en El Siglo de las Luces, de Carpentier. Ese libro está lleno de iluminaciones.
En 1916, miles de mambises pidieron a la Santa Sede que considerara a la Caridad del Cobre como la Patrona de Cuba. Muchos de ellos eran masones, que no practicaban ninguna religión en particular, pero creían en la Caridad del Cobre, una imagen de la Virgen que flotaba sobre el mar, en medio de la “furia del elemento”, como cantaba Miguelito Cuní. La encontraron unos pescadores, los tres Juanes de la devoción popular - el negro, el indio, el criollo-, y este hecho es el principio de la primera integración religiosa que se da en América.
Es decir, que de pronto me encontré con el enigma de la patria. Todos sabemos qué cosa es, pero no racionalmente. En el buen sentido de la palabra, es un misterio, una fe. Algo a lo que se llega por una circunstancia misteriosa. Te repito: algo que puede ser al mismo tiempo un sabor y una batalla; una costumbre placentera -un baile- y un sacrificio; un olor y un holocausto. Cuando uno se acerca se da cuenta de que es algo tremendo. Y esa fe, ese misterio, habita en creyentes y ateos por igual. Para mí un ateo que muere por el bien de la humanidad es como un mártir cristiano. No veo la diferencia, francamente.

EL RUMOR DEL ALMA CUBANA

Cintio: Ha aparecido en este país un sacerdote, el Padre dominico Jesús Espeja profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Es amigo personal de Frei Betto, de los hermanos Leonardo y Clodovis Boff, de Gustavo Gutiérrez, fundadores de la Teología de la Liberación. Vino a Cuba por unos días y se ha quedado por años, trabajando en la barriada de la Iglesia de Jesús Obrero. Él está propiciando una serie de conferencias y encuentros en San Juan de Letrán, la iglesia donde él reside en Cuba. Él ha llamado, generosamente, estas conferencias: “El rumor del alma cubana”, y ha invitado a varios estudiosos marxistas, como el doctor Jorge Luis Acanda, profesor de la Universidad de La Habana. No es nada que se le pueda echar en cara. Es un catolicismo puro, de gran apertura. Se ignora esta raíz de nuestra nacionalidad, en un grado tal que uno se queda asombrado. Yo estoy en esa batallita hace tiempo, y tú lo sabes.
Recientemente, me invitó Eduardo Torres Cuevas a su taller “Los que pensaron a Cuba”, dedicado al Padre Félix Varela, en el Centro Hispanoamericano de Cultura. Di una conferencia bastante extensa y luego hubo debates, como también los hubo en San Juan Letrán, donde Alfredo Guevara hizo esta preciosa pregunta: ¿por qué, si tantas cosas nos acercan, estamos tan separados?
El socialismo está presente en los Evangelios, con independencia de las creencias trascendentes. Ayer el Padre Espeja estuvo a ver a Armando Hart ¹, y parece que fue muy buena la entrevista. Espeja es un hombre de profundas convicciones religiosas y, también, profundamente revolucionario. Hombre de infinita fe. De eso se trata. Y como yo también he tratado de transitar por ese camino, muchas veces bastante solo, hemos sido captados por el Padre Espeja, que tiene una excelente relación de amistad con los marxistas. Él siempre lo dice: “me gusta más hablar con los ateos que con los creyentes.” Dios quiera que eso se logre saber en todos los ámbitos.
Este ejemplo lo está dando Chávez. Él es creyente. No sé si viste su intervención por la televisión, en diciembre. A su lado había un militar -el Comandante General del Ejército venezolano Raúl Isaías Baduel- con un rosario en la mano; estaba como rezando. Cuando Chávez lo nombró, él se puso de pie con su rosario en la mano.
Chávez y Fidel le hicieron un hermoso homenaje a Martí y a Bolívar. Por ahí está la salvación de América. Sin la menor duda. Chávez ha sido muy calumniado, pero cada vez crece más. Tiene una elocuencia muy de él, muy especial, y una memoria histórica muy fresca y musical -¡cómo canta las coplas de Florentino y el Diablo, que el pueblo venezolano tan bien conoce! Versos en que se ve también la pasión por la naturaleza americana. A nosotros nos las cantaba Julián Orbón, cuando llegó de Caracas, después de recibir un premio de un jurado que integró Heitor Villalobos

LA CONCILIACIÓN
Cintio: Tengo que agradecerle a Hart su comprensión en torno a esa relación entre el pensamiento revolucionario de Martí y el mensaje social de la revelación judeo-cristiana, con su radical exigencia de justicia y amor entre los hombres. Tanto Hart, como otros dirigentes revolucionarios, hablan con naturalidad sobre lo que le debemos a la enseñanza de Jesús de Nazaret. Es un tema que me apasiona y me preocupa. No se trata de defender fanatismos de ninguna especie. La Revolución está madura. Si en un principio se justificaba este distanciamiento, porque había mucha confusión, ya hoy no tiene sentido. Metodológicamente hablando, Martí nos ofreció la mejor fórmula posible desde que en plena juventud, durante la sesión sobre materialismo y espiritismo celebrado en el Liceo Hidalgo de México el 5 de abril de 1875, declaró: “Yo vengo a este debate con el espíritu de conciliación que norma todos los actos de mi vida.” Sin mengua de sus convicciones, que se inclinaron hacia la constante interrelación de espíritu y materia, eludía así el interminable debate teórico, buscando siempre una conciliación, no teórica ni filosófica quizás imposible, sino una conciliación para la acción conjunta, para los fines de la vida, que en la dedicatoria de Ismaelillo llamó “el mejoramiento humano, la vida futura y la utilidad de la virtud”.
Si respetamos a Martí en su integralidad, veremos no sólo el mandato de un antimperialismo radical y de una toma de partido por “los pobres de la tierra” que tanto nos compromete, sino también el puente ideal para que, más allá de polémicas divisionistas, podamos unirnos “todos los hombres de buena voluntad” (a los que él convocó al fundar el Partido Revolucionario Cubano) en la búsqueda y realización común de la justicia, el amor y la belleza.
Él nos decía: “quien ni a Homero, ni a Esquilo, ni a la Biblia leyó ni leyó a Shakespeare, -que es hombre no piense, que ni ha visto todo el sol, ni ha sentido desplegarse en su espalda toda el ala.” El legado griego, el mensaje judeocristiano, el umbral renacentista de la modernidad, están en esas raíces culturales del humanismo integrador martiano.
Creo que lo más importante es la superación de esquemas sectarios que durante décadas retardaron la apertura a una visión y revisión desprejuiciada del fenómeno religioso en nuestra sociedad. Por otra parte, la institución religiosa de mayor peso histórico en nuestro país, la Iglesia Católica, no ha sido ajena a la trampa de los encastillamientos.
Se cometieron injusticias basadas en dos equivocaciones: creer que la religiosidad era incompatible con la Revolución. Doy testimonio de eso porque soy católico, lo que me costó algunas indiferencias y, como se diría, algunos rasguños en ese tiempo, como a otros compañeros de la misma fe.
La otra equivocación fue la persecución de los homosexuales. Yo quisiera que alguien me explicara: ¿qué relación tiene la homosexualidad con el marxismo? Que yo sepa Marx nunca se pronunció en ese tema. Eliseo Diego, que tenía mucho sentido del humor, me decía que se estaba fabricando una especie de marxismo-victoriano, de la época del puritanismo inglés, que tanto le costó al pobre Oscar Wilde, quien siendo homosexual, recibió los elogios de José Martí. Eso fue un descomunal error. Sin embargo se ha superado totalmente. Pienso que esa es la mayor fuerza de la Revolución: su capacidad de rectificación.

FIDEL Y LA RELIGIÓN, DE FREI BETTO
Cintio: Estoy convencido de que ese libro fue un gran esfuerzo para allanar la conciliación. El propio Fidel ha dicho que la cultura religiosa no es asunto exclusivo de las Iglesias, como la cultura política no es asunto exclusivo de los Partidos. Le escuché a Fidel más de una vez: “el que traiciona al pobre, traiciona a Cristo”. También dijo algo muy importante y sencillo, como son todas las grandes verdades: “algo me enseñaron los jesuitas: la diferencia entre el bien y el mal”. Imagínate tú.
La Cultura con mayúscula es una y pertenece toda al pueblo. Ni la filosofía, ni las artes, ni la economía, ni la política pueden entenderse a cabalidad sin el conocimiento del contenido y la historia de las religiones. Ninguna ignorancia es buena. No hablamos de proselitismo sino de información objetiva, aunque cierta inevitable atracción hacia las propias convicciones, siempre que no atenten contra la unidad del pueblo, es un derecho de conciencia.
Si decimos que somos hijos del Padre Varela, de José de la Luz y de Martí, tanto como de Céspedes, Gómez y Maceo, demos el lugar que ellos ganaron a sus convicciones para nuestra cultura nacional, incluyendo la masonería revolucionaria tan bien estudiada por el profesor Eduardo Torres Cuevas a propósito de Maceo, y desde luego las religiones que hoy llamamos religiones cubanas de origen africano, que en tiempos de Martí aún no se habían estudiado a fondo.

RELEYENDO A MARTÍ
Cintio: Siempre estoy releyéndolo y yo pido a los cubanos que no lean a Martí convertido en consignas, en cintillos, en frases sueltas. Tenemos que hacerlo esperando sorpresas, que estas siempre están ahí. En estos días, releo algunas cosas que escribí, un poco vanidosamente. Acaba de salir el tomo seis de mis Obras -que yo llamo incompletas, porque ¿cómo van a estar completas las obras de alguien incompleto, por favor?-. También releo los dos primeros tomitos de mis Temas Martianos, que fueron el resultado de nuestros 15 años de trabajo -de Fina y mío-, en la Sala Martí de la Biblioteca Nacional, antecedente del CEM. La Sala fue una iniciativa de Manuel Pedro González, quien propuso su creación en 1967, durante un congreso celebrado en Varadero dedicado al centenario de Rubén Darío. A Manuel Pedro le hicimos recientemente, más que un homenaje, un desagravio. Fue injustamente tratado y llegaron a hacerle acusaciones inverosímiles.
Por iniciativa de Fidel -con Armando Hart entonces como Ministro de Cultura-, en 1976 se creó el Centro de Estudios Martianos y nos pidieron a nosotros, después de un eclipse de varios años, que fuéramos los directores de la Edición Crítica, la cual pasó luego a manos de ese muchacho magnífico, Pedro Pablo Rodríguez. Esa es, a mi juicio, la principal labor que está haciendo el Centro hoy.
Por supuesto, este análisis de la religiosidad martiana es uno de los que se debaten en el CEM. Si vamos a hablar de la cultura general integral, si vamos a hablar de cultura martiana, hay que tomar como paradigma, como guía, la cultura de José Martí y en esta tiene un lugar preponderante la cultura religiosa. No solo aquella que viene de la religión cristiana o católica, sino que admiró también las grandes figuras de la Iglesia católica y de la Iglesia protestante en Estados Unidos. Es el caso de Ralph Waldo Emerson, Bronson Alcott, Henry David Thoreau, todos ellos fueron muy admirados por Martí. Como lo fue Santo Tomás de Aquino, quien asumió simultáneamente la Razón y la Fe, cosa que vino a Cuba con el Padre Félix Varela.
El Padre Varela no inventó esa conciliación. Eso venía desde la Edad Media, y estoy defendiendo la Edad Media, para salvar, como decía Federico Engels, la “concatenación histórica”. Si no se entiende la Edad Media, no se entiende la historia. ¿Puede llamársele oscura a ella sola? ¿Cuándo ha habido más oscurantismo y más horror en el mundo que en esta época?
Fina: En Carpentier, El Siglo de las Luces es un título más bien irónico, como el de su novela El recurso del método.
Cintio: Fíjate cómo Alejo Carpentier le pasó la cuenta a la Ilustración y al Siglo de las Luces, que trajo a América la guillotina para los esclavos. De ese aspecto de la gran obra de Alejo no se habla mucho tampoco. No se habla de figuras extraordinarias que se dieron durante todos esos siglos. No se habla de la reflexión de Martí, cuando distingue “los cinco siglos puros del cristianismo”. ¿Qué ideología, qué movimiento, qué religión ha tenido cinco siglos puros? Fueron siglos de persecución, desde el martirio de San Esteban hasta el Edicto de Milán, proclamado por el emperador Constantino, en que el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio, alianza siempre peligrosa. Antes, acabaron con los mártires y con todo lo que pudieron acabar.

LA CRÍTICA DEL SACERDOTE INDIGNO
Cintio: “Hombre de campo” no es un texto de Martí antirreligioso, sino contra el sacerdote indigno que pueden apoyar los cristianos. Allí el elogio de Cristo es absoluto. Y termina, lo que se recuerda menos, “¡Hay otro Dios!”
Fina: De Cristo dijo: “el hombre de más idealidad del Universo”. Reiteradamente manifestó su creencia en un Dios creador, en la agonía de las “fuerzas sin empleo” que es el centro de los Versos libres, donde se llamó “Cristo roto” y “Cristo sin cruz”. Disfrutó deleites de contemplativo en la que llamara “la tarde de Emerson”, a cuyos pies depositó “la espada de plata”. Después de este homenaje, desde luego, Martí empuñaría esa espada, que era la de los hijos de Bolívar”, la de los héroes de “los claustros de mármol”. En su carta testamento literario sentenciaría: “En la cruz murió el hombre un día: pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días”, y en su última arenga a la tropa mambisa exclamó: “Por Cuba me dejo clavar en una cruz”. Y por otra parte, como dice Cintio, Martí no desdeñó las religiones prehispánicas. Recuérdese su boceto de la estatua de Chac-Mool -acerca de él intentó escribir una obra dramática.
Cintio: No hay modo de presentar una imagen real de la concepción de la cultura que tuvo José Martí sin incluir la dimensión religiosa Se trata de la religiosidad en general, del cristianismo, del budismo, del hinduismo, de la mitología en las religiones prehispánicas, de las cuales los cubanos no sabemos nada. ¿Qué cultura integral puede haber si no conocemos los orígenes de nuestra América? Los indios en Cuba desaparecieron, tuvieron una escasa presencia histórica, pero ahí está esa gran herencia de la cultura de los aztecas, los tamanacos, incas, nahuas…

EL GRAN SEMÍ
Cintio: Eso fue muy importante en la formación de Martí y está muy relacionado con su viaje a Caracas en enero de 1881. Cuando llega allí, conoce a Arístides Rojas ² -que apenas se sabe de él, y me asombra-. Él fue la fuente de José Martí en asuntos de la religiosidad prehispánica. Gracias a los estudios científicos de Rojas, se encariñó mucho con los tamanacos, de donde proviene la imagen martiana del Gran Semí, descrito en el Génesis de los tamanacos. Según estas escrituras, a consejo o inspiración del Padre Amalivaca y su mujer, que fueron los únicos sobrevivientes de un diluvio -y este al parece existió realmente, porque todas las culturas lo testimonian-, se logró salvar al género humano. Esta pareja salió del diluvio lanzando a sus espaldas semillas de la palma moriche -la palma venezolana- y por cada semilla, nació una pareja, padres de quienes hoy pueblan la Tierra. Fíjate que según esta tradición nacieron el hombre y la mujer juntos. Eso a Martí le encantó, y habló de ello.
Muchas de las imágenes del ensayo Nuestra América están tomadas de las mitologías prehispánicas. Cuando Martí se refiere al “aldeano vanidoso” que vive “sin saber (…) de la pelea de los Cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos”, se hace eco de las asociaciones indígenas indicadas por Rojas en sus estudios sobre las lenguas americanas. El mito de Amalivaca fue utilizado admirablemente por Martí para cerrar ese ensayo. Allí introduce el emblemático cóndor, sobre cuyo lomo va sentado el Gran Semí que regó “la semilla de la América nueva”. Si no se conoce esto, ¿cómo se puede entender este pasaje?:
¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, que regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!
Los cubanos tenemos que conocer de dónde provienen asociaciones como estas, permanentes en la obra martiana, porque de lo contrario no podríamos entender las raíces de Venezuela, Chile, Bolivia, Perú. Conociéndolas, la amistad con esos países podría ser mucho más profunda de lo que es. Martí conoció y supo todo lo que se podía saber en esa época. Se identificó con los nahuas, diferentes a los aztecas, que eran imperiales -imperialistas, diríamos hoy.
Fina: No se puede desconocer tampoco sus páginas sobre el Popol Vuh, el libro de los quichés de Guatemala…
Cintio: No se trata solo del conocimiento y las influencias del cristianismo. Él partía de un hecho que consideraba esencial: la religión no la habían inventado los hombres; según él, era natural, innata, estaba en el ser humano por esencia.

UN CONOCIMIENTO ÍNTIMO QUE ESTÁ EN TODOS LOS HOMBRES
Fina: habló que era un sentimiento, un conocimiento íntimo -no una idea-, que estaba en todos los hombres. El sentimiento de un Gran Ser Creador lo han tenido todos los hombres y todos los pueblos, dijo, aunque lo hayan llamado con nombres distintos: Alá, Yahvé, Zeus, Dios.
Cintio: Vamos al texto de Martí, para que no parezca que estamos falseando nada. Verás que él no defiende a una iglesia en particular, sino a los Evangelios. La nota no tiene fecha. Está en el Tomo 19, de las Obras Completas, en las páginas 391-392:
Hay en el hombre un conocimiento íntimo, vago, pero constante e imponente, de UN GRAN SER CREADOR: Este conocimiento es el sentimiento religioso, y su forma, su expresión, la manera con que cada agrupación de hombres concibe este Dios y lo adora, es lo que se llama religión. Por eso, en lo antiguo, hubo tantas religiones como pueblos originales hubo; pero ni un solo pueblo dejó de sentir a Dios y tributarle culto. La religión está, pues, en la esencia de nuestra naturaleza. Aunque las formas varíen, el gran sentimiento de amor, de firme creencia y de respeto, es siempre el mismo. Dios existe y se le adora.
Este es un credo. No es un credo católico, sino cristiano, puramente cristiano, como él lo dijo de sí mismo cuando salió del Presidio Político: “pura y simplemente cristiano”.
Fina: Él no podía ser católico, porque la Iglesia estaba entonces aliada a la Colonia…
Cintio: “Mi sangre por la sangre de los demás”, eso es el cristianismo para Martí. El sacrificio como redención, como lo concebía él, es puro cristianismo. En Martí es imposible separar al creyente libre del dirigente revolucionario. Ambos están imbricados en una fe a la vez histórica y trascendente. “Por lo invisible de la vida corren leyes magníficas”: basta evocar esa frase de su discurso “Los pinos nuevos” para intuir ese enlace que siempre, tácita o explícitamente, establece entre la historia humana, lo que llamó “la justicia de la Naturaleza” y la armonía cósmica final, asuntos centrales del compendio de sabiduría a que llegó en sus Versos sencillos, únicamente superado por el testimonio final de su Diario de campaña, donde historia, naturaleza y espíritu se funden en un paradigma humano.
Fina: La religión natural está también en un artículo sobre José de la Luz y Caballero, cuando dice Luz ha creado “entre los hijos más puros de Cuba”, “una religión nueva y bella”, donde se aliaban la razón y la necesidad de lo maravilloso que tiene también el hombre.
Cintio: Martí admiró enormemente a Luz, que fue un hombre muy religioso. Ni siquiera de su maestro Mendive, que fue su verdadero padre en los años difíciles de la adolescencia, habló Martí con tanto fervor como de José de la Luz, “el fundador”, el “padre amoroso del alma cubana”. Mira lo que dice Martí, a continuación en esa página del Tomo 19:
Entre las numerosas religiones, la de Cristo ha ocupado más tiempo que otra alguna los pueblos y los siglos: esto se explica por la pureza de su doctrina moral, por el desprendimiento de sus evangelistas de los cinco primeros siglos, por la entereza de sus mártires, por la extraordinaria superioridad del hombre celestial que la fundó.

SAN MATEO 25
Fina: En uno de sus primeros Cuadernos de Apuntes es verdad que dice “El cristianismo ha muerto a manos del catolicismo”, pero en su poema dedicado al Cristo Muerto, escrito en México, en marzo de 1875, también habla de un Génesis nuevo, en él inspirado, y exclama:
Si el Génesis muriera,
Si todo se acabara
El llanto de una madre vivo fuera,
Y porque el hijo por quien llora viera,
La nada con el hijo fecundara!” ³
Es decir, habla de un nuevo Génesis, de un Dios encarnado en el sufrimiento humano. En El Presidio Político en Cuba, ese Dios está encarnado en Lino Figueredo, en Nicolás del Castillo, en Delgado -el joven que se suicida… Desde la experiencia atroz del Presidio Político, Martí fue capaz de vencer el odio, de sentir piedad por sus flageladores y de intuir en aquella pobre gente brutalmente torturada, la identificación de Cristo con los más desvalidos. Es lo de “El verbo se hizo carne”, del Evangelio de San Juan.
Es el Dios encarnado, la segunda persona de la Trinidad, aunque no lo llama así. Eso es San Mateo 25; es la Teología de la Liberación; es el Padre José Agustín Caballero. Mucho antes de Gutiérrez y de todos los demás teólogos de la Liberación, el Padre Caballero habló en Cuba de la trascendencia del capítulo 25 del Evangelio de San Mateo, donde dice Jesús: “Cuanto hicisteis a unos de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Él acude a San Mateo en un artículo donde abogó por la supresión de los castigos a los esclavos, especialmente los que trabajaban en los ingenios.

Cintio: Lo escribió en el Papel Periódico de la Havana, en mayo de 1791. ¡En el Siglo XVIII!
Fina: Es un artículo que el Padre dedica a “mis predilectos paisanos”, y no sin ironía, que nos recuerda lo de Cristo: “hay que ser mansos como las palomas, pero astutos como las serpientes.” Porque se ha dicho que sus “predilectos paisanos” eran los dueños de esclavos, y es verdad. Contaba con la previsible ignorancia de los esclavistas, pero Cristo había dicho: “no vine para los justos, vine para los pecadores”. Los pecadores en el lenguaje cristiano son los “predilectos de Dios”. No porque sean mejores, que desde luego no lo son, sino porque son los que necesitan “redimirse”, “convertirse”, “cambiar”… Cuando los llama “mis predilectos paisanos”, “nobilísimos cosecheros de azúcar”, “señores amos de ingenios”. Eso está lleno de ironía, de piedad, de astucia evangélica, un tono que se encuentra también en la obra del Padre Félix Varela.
Cintio: Nosotros encontramos ese texto del Padre Caballero, cuando trabajábamos en la Biblioteca Nacional, y ¿sabes lo que nos pareció entonces?: un anuncio del comunismo.
Continúo con la frase de Martí:
Pero la razón primera -de que sea la religión más extendida- está en la sencillez de su predicación que tanto contrastaba con las indignas argucias, nimios dioses y pueriles argumentos con que se entretenía la razón pagana de aquel tiempo, y a más de esto, en la pura severidad de su moral tan olvidada ya y tan necesaria para contener los indignos desenfrenos a que se habían entregado las pasiones en Roma y sus dominios.
Pura, desinteresada, perseguida, martirizada, poética y sencilla, la religión del Nazareno sedujo a todos los hombres honrados, airados del vicio ajeno y ansiosos de aires de virtud; y sedujo a las mujeres, dispuestas siempre a lo maravilloso, a lo tierno y a lo bello. Las exageraciones cometidas cuando la religión cristiana, que como todas las religiones, se ha desfigurado por sus malos sectarios; la opresión de la inteligencia ejercida en nombre del que predicaba precisamente el derecho natural de la inteligencia a libertarse de tanto error y combatirlo, y los olvidos de la caridad cristiana a que, para afirmar un poder que han comprometido, se han abandonado los hijos extraviados del gran Cristo, no deben inculparse a la religión de Jesús, toda grandeza, pureza y verdad de amor. El fundador de la familia no es responsable de los delitos que cometen los hijos de sus hijos.
Cintio: Y sigue Martí: “Todo pueblo necesita ser religioso”. No se trata de que porque lo José Martí lo haya dicho, sea obligatorio creerlo. Considerar la educación como una obligación, como un látigo, es una aberración. Lo que importa es saber que Martí lo dijo. Continúa diciendo y ya termina:
Todo pueblo necesita ser religioso. No sólo lo es esencialmente, sino que por su propia utilidad debe serlo. Es innata la reflexión del espíritu en un ser superior; aunque no hubiera ninguna religión todo hombre sería capaz de inventar una, porque todo hombre la siente. Es útil concebir un GRAN SER ALTO; porque así procuramos llegar, por natural ambición, a su perfección, y para los pueblos es imprescindible afirmar la creencia natural en los premios y castigos y en la existencia de otra vida, porque esto sirve de estímulo a nuestras buenas obras, y de freno a las malas. La moral es la base de una buena religión. La religión es la forma de la creencia natural en Dios y la tendencia natural a investigarlo y reverenciarlo. El ser religioso está entrañado en el ser humano. Un pueblo irreligioso morirá, porque nada en él alimenta la virtud. Las injusticias humanas disgustan de ella; es necesario que la justicia celeste la garantice.
Fina: Para él, entonces, la religiosidad no es algo que está en la superestructura, sino en la “esencia” misma del ser humano.
Cintio: Aquí asoma, desde luego, el político. Habla de la “conveniencia” social de semejante creencia y advierte también los peligros del fanatismo. Cualquier ideología, cualquier creencia se puede convertir en fanatismo".

Imágenes del papa a su llegada a México







El canciller cubano durante la inauguración de las salas internacionales de prensa.




El pueblo cubano espera el vuelo níveo de una paloma que representa destinos de Paz, la misma que ha defendido durante todos estos años y compartido con otros pueblos del mundo.