El estrecho margen de una guerra anunciada

Claudia Rodríguez León

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El gobierno de Estados Unidos miente al declarar que no busca una “confrontación” con Irán por el estrecho de Ormuz; sin embargo, ratifica que mantendrá despliegues de sus fuerzas navales en la tensa zona del Golfo Pérsico. Solo basta observar la zona en que se mueven estos medios y podría entenderse que no protegen el territorio estadounidense, sino sus intereses hegemónicos en el Oriente Medio, prácticamente convertido en un polvorín con ribetes nucleares debido a la estrategia seguida por la Casa Blanca para desestabilizar los gobiernos considerados opuestos a los planes imperiales de Washington invadir y controlar los recursos naturales de la región.
Recientemente un comunicado del Secretario de Prensa del Pentágono, George Little, demuestra que la administración Obama no ha cejado en su empeño de cercar a Irán y asestarle un golpe “quirúrgico (misiles con cabezas nucleares)” a sus principales instalaciones de producción energética. No obstante, la captura de los drones o crisis de los drones ha puesto un cierto freno a los halcones del Pentágono, toda vez que sus naves de combate (no tripuladas) han sido vulnerables a la respuesta iraní para hacerlas aterrizar en su territorio. Esta razón, colocó a Estados Unidos en una encrucijada de la cual no ha podido avanzar en su proyecto de ataque contra la nación persa.
La declaración del vocero George Little, ha sido contradictoria en cuanto a que los Estados Unidos no buscan una confrontación bélica con Irán. En realidad, como apunté antes, la Casa Blanca ha valorado que no está en condiciones de realizar el primer golpe después de la crisis de los drones y la posición asumida por Rusia y China en cuanto a una ofensiva de las tropas norteamericanas y sus aliados de la OTAN (Siria e Irán) en la región. No obstante, el señor Little, aseguró que continuarán los movimientos de portaaviones en el Golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz como parte de “un compromiso militar estadounidense de larga data”.
Por su parte Teherán, declaró que no permitirá que el mayor portaaviones estadounidense “USS John C: Stennis” _avistado por el ejército de Irán en aguas del estrecho_, atraviese nuevamente Ormuz. De ahí que el general Ataolá Salehi, según el portal de las fuerzas armadas iraníes, advirtió a Washington de manera contundente: “Aconsejamos al portaaviones estadounidense que atravesó el estrecho de Ormuz y que se encuentra en el Mar de Omán que no vuelva al Golfo Pérsico.”
La respuesta del portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, confirman que la administración de Obama, sí evalúa la forma de iniciar sus operaciones de ataque contra Irán y Siria en 2012. La solicitud de Washington de sanciones a Siria, en el Consejo de Seguridad y el (evidente) boicot a las observaciones realizadas por la Liga Árabe (aliados incondicionales de Estados Unidos que demuestran una evidente parcialidad en esta revisión a favor de la Casa Blanca, pese a la voluntad expresa del gobierno Sirio para que puedan realizar su trabajo como observadores profesionales y neutrales) fundamenta la miopía política estadounidense al expresar que “las advertencias de Irán hacia Estados Unidos son signos de “debilidad” y muestran la eficacia de las sanciones contra su programa nuclear.
Irán ha insistido una y otra vez en los fines pacíficos de ese programa y, en las últimas horas, ha invitó nuevamente a la Jefa de la Diplomacia Europea, Catherine Ashton, para reiniciar el diálogo con las grandes potencias en torno al tema. Sin embargo, la Casa Blanca no ha dejado de lanzar sus señales de guerra, pese a que involucraría en este conflicto a potencias como Rusia y China, quien condenó las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos a Irán, en recientes despachos de prensa que reporta:

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