Ilustración tomada de la Internet
Desde su
arribo al poder, el presidente Barack Obama, perfiló su estrategia para retomar
la hegemonía de Estados Unidos en Latinoamérica, a partir del uso de ataques
concebidos en un programa de inteligencia militar que incluye las nuevas
tecnologías de la informática y las comunicaciones: léase Comando
Ciberespacial, en colaboración con las diferentes agencias de inteligencia
disponibles por Washington y el fortalecimiento del Comando Sur, todo un
ejército en condiciones de realizar y mantener las acciones en la llamada
guerra de cuarta o quinta generación que se aplica contra Cuba y Venezuela.
Dos décadas
atrás, esas operaciones subversivas formaban parte de la aun sostenida guerra
fría y fueron denominadas “primaveras” (un renacer) que provocaron disturbios y
caídas de gobiernos en otras latitudes: naciones del antiguo campo socialista
(Checoslovaquia, Polonia, Hungría, entre otras) y en el Oriente medio. Incluso
fue utilizada en la República de China. Más reciente, en Ucrania.
En el caso
de Cuba, muchas de estas variantes de agresión mediática y directa han sido
ejecutadas y sostenidas _como parte de un programa de guerra (ya no encubierta)
contra Cuba_ durante más de medio siglo, a través de emisiones de radio y
televisión con mensajes que alientan al descontento, la violencia y la
desobediencia civil; sin excluir los ataques biológicos _que han provocado
miles de pérdidas humanas y millonarios daños materiales a la economía de la
Mayor de las Antillas_, planes de magnicidio, bombardeos de napalm contra
instalaciones industriales y áreas de cultivo de caña, hasta la invasión
directa por Playa Girón que fue rechazada y convertida en la primera derrota
del imperialismo en América Latina.
Recientemente
la USAID fue colocada en la palestra pública internacional después del sonado
fracaso del Zunzuneo: una red concebida para lanzar mensajes subversivos, a
través de los celulares de clientes cubanos y cuyo costo fue, evidentemente
financiado por los servicios de inteligencia norteamericanos (CIA), con el
consiguiente daño a los servicios de la empresa de comunicaciones de la Isla,
ETECSA, y a sus clientes.
Por estos
días, los reportes del “vocero de la contrarrevolución en América Latina”, El
Nuevo Herald, continúa su labor de subversión mediática al pretender colocar
como víctima al señor Henrique Capriles, como una forma de desvirtuar el
proceso de diálogo asumido por el Presidente Nicolás Maduro, e interferir (boicotear con propaganda subversiva) un gesto de
buena voluntad del Gobierno Bolivariano de Venezuela, para lograr el fin de la
violencia provocada por sectores ultraderechistas de la oligarquía venezolana
con el apoyo de Washington.
En mi
criterio me niego a denominarlos como oposición, teniendo en cuenta los
criterios vertidos por nacionales venezolanos, incluso personalidades públicas
que tienen ideas contrarias al gobierno constitucional, pero condenan las
acciones vandálicas y guarimbas porque no se ajustan al proceso de construcción
pacífica de la nación bolivariana.
Sin medias
tintas, El Nuevo Herald, expone una versión distorsionada de la realidad en el
país sudamericano, al referirse a las muertes provocadas por las hordas
fascistoides que han reclutado a delincuentes para realizar las guarimbas, como
víctimas de la represión gubernamental. Totalmente incierto, a pesar de las
pruebas presentadas por el ministerio del interior de ese país y que prueban la
presencia logística de Estados Unidos.
Ahora sostienen
que: “Maduro no va a poder superar la crisis con ese diálogo (con la oposición)
Por lo pronto, lo que podría ganar es una especie de tregua espontánea, de
respiro que no pasa de 48 horas”.
Estados
Unidos sigue moviendo sus marionetas: regresan a Capriles, después del
descalabro de López (a quien intentaron ejecutar para cargar su muerte al
gobierno venezolano) y de la ex diputada Machado, quien sufrió un ejemplar
revés en su intentona por mediatizar al Senado de Brasil con un supuesto video
evidencia que resultó un grosero misil mediático para socavar la opinión
pública internacional. Allí, para recibir al señor Capriles, todos los medios
de la nueva guerra ciberespacial, entre ellos NTN 24, un canal cuya labor de
zapa, fue abiertamente demostrada, hace poco más de un mes, a través de un
matutino que puso al descubierto la colaboración de otra agencia al servicios
de inteligencia de Europa y de la CIA: Reporteros sin fronteras.
Hablan de
horas, pues, y ponen tiempo y citan a supuestos expertos cuya miopía política
se corresponde a los intereses expansionistas de Washington en Latinoamérica.
La guerra de quinta generación, sostenida por el gobierno de Estados Unidos, es un hecho real contra Cuba y Venezuela, cuyos gobiernos han sostenido (en el caso de Cuba desde 1959) una fuerte resistencia y determinación a la no injerencia norteamericana (y de ningún otro país) y al sostenimiento de su autodeterminación para mantener la soberanía e independencia.
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