sábado, 10 de diciembre de 2011

Visibilidad cero, la mentira tiene millas cortas

Claudia Rodríguez León

El vocero de la "flotilla" que _procedente de Cayo Hueso, Estados Unidos_, organizaron un espectáculo pirotécnico, frente a las costas de la capital cubana, para llamar a la desobediencia civil, declaró: "Misión cumplida" frente a un grupo de reporteros de la televisión local de Miami. No eran pasadas las diez de la noche cuando ya esperaban el regreso de la cacareada “misión” que, debido a las condiciones meteorológicas adversas, demorarían en retornar desde el punto donde supuestamente lanzaron sus fuegos artificiales. Tamaña desfachatez y provocación fue aprobada por el gobierno de los Estados Unidos.

Uno de los argumentos que expongo es que tanta parafernalia y las características de estos individuos, mercenarios sin escrúpulos, tuvo el respaldo de las autoridades marítimas (léase gobierno de Estados Unidos) para luego, con toda la prensa reunida mostraban (por ejemplo, en la televisión de Miami) fotografías de fuegos pirotécnicos, incluso repetían la misma una y otra vez para declarar que habían colocado "un granito de arena en el edificio que construirían la verdadera democracia y libertad de Cuba".

Navegar desde Cayo Hueso hasta la altura de Punta de Hicacos, en Varadero, Matanzas, equivale a las 90 millas náuticas, poco más de 180 kilómetros. De ahí a colocarse frente al malecón habanero son otras 90 millas, pero con un derrotero que les obligaría a enfrentar las marejadas con fuerza dos, según la situación climatológica en naves de menos de 40 pies de eslora, resulta verdaderamente difícil en una travesía nocturna, sin el apoyo de naves de mayor porte (me refiero a los guardacostas norteamericanos), y enfrentar las fuertes corrientes del Estrecho de la Florida, adentrarse en el Golfo de México y luego colocarse frente a la capital cubana. Eso es si hubiesen realizado la travesía y respetado el límite de millas náuticas que se establece entre las aguas jurisdiccionales de Cuba y las internacionales. En algún momento tuvieron que entrar en aguas jurisdiccionales cubanas, pero estos son mis argumentos para ilustrar el irrespeto de la Casa Blanca ante actividades abiertamente terroristas contra un país soberano.

Si hoy aparecieran esas imágenes de video no dudaría en pensar que se colocaron en algún punto alejado de Miami, de hecho partieron de Cayo Hueso, un lugar separado de la parte continental de la península de Florida, y luego incorporar imágenes de una ciudad en plena noche. Por supuesto, a 20 kilómetros de las costas, reitero, en condiciones meteorológicas contrarias y un mar de leva fuerte, la escora de esas embarcaciones integrante de la "flotilla", no podrían siquiera ver las costas. Además llovía, visibilidad cero.

Por supuesto, expongo mis argumentos. Sin embargo el nuevo herald declara que "las Luces de la Libertad, de los cohetes de 8 pulgadas fueron claramente visibles en La Habana a pesar de una ligera llovizna, y el bloguero Orlando Luis Pardo envió enseguida por Twitter una foto borrosa de un globo de luz brillante sobre parte del horizonte de la capital".

Una foto borrosa de un artefacto pirotécnico, la misma que mostraban con orgullo los gusanos de los medios de prensa en la televisión de Miami. Claro, la bloguera Yoani Sánchez, tenía que reportarse, cobra por eso. Declaró: “A pesar de lluvia, control y detenciones, los fuegos artificiales de la flotilla se ven!”, escribió en otro mensaje de Twitter. “La Habana llena de luces y carente de derechos humanos”. ¡Increíble! No puede haber otra expresión, sobre todo porque La Habana amaneció como siempre, con su pueblo inmerso en sus asuntos, los ciudadanos dispuestos a iniciar una nueva jornada, con toda la libertad y el derecho que les garantiza el Estado cubano.

No obstante, los gusanos protestaron por el rechazo lógico y legal del gobierno de Cuba. Contar con el apoyo de Washington les hace sentirse realmente comprometidos con todas las agresiones que puedan realizar contra el pueblo de Cuba. Así lo expresaron: “Nuestro objetivo se ha cumplido”, afirmó con orgullo el organizador de la flotilla Ramón Saúl Sánchez después de que estallaran los primeros fuegos artificiales poco después de las 7 p.m. Añadió que a pesar de las quejas de Cuba, “aquí lo que hay es fiesta”. ¿Fiesta?, me pregunto. ¿Cómo es posible que un acto de provocación contra un país vecino sea considerado una fiesta?

El reporte del propio herald expone: "La flotilla de por lo menos cuatro embarcaciones, organizada por el Movimiento Democracia radicado en Miami, empezó a lanzar sus fuegos artificiales cuando llegó al “Punto de la Democracia”, a 12.5 millas de La Habana y sólo media milla de las aguas territoriales cubanas".

La Habana durmió y amaneció tranquila y la visibilidad de esas luces artificiales fue realmente cero. Incluso, aunque se hubieran visto, solo reunió el interés del grupúsculo de mercenarios que se trata de hacerle el juego al imperio con una supuesta disidencia que puede llevar a la desobediencia civil a un pueblo que ha demostrado su capacidad de resistencia frente a más de medio siglo de bloqueo y de ataques directos e indirectos del gobierno de los Estados Unidos y la contrarrevolución organizada por la mafia cubano-americana, radicada en Miami, con el apoyo de los servicios de inteligencia de ese país.


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