lunes, 4 de junio de 2012

Paradoja siniestra


Claudia Rodríguez León

Foto tomada de Cubadebate

Sumario: La capitulación de Alemania fascista no concluyó con el fin de la Segunda Guerra Mundial (junio de 1945) y el proceso de Nuremberg. De alguna forma los siniestros planes de construir armas para el exterminio masivo están presentes en la entrega de submarinos equipados con cabezas nucleares, precisamente, al pueblo que fue sometido al horror de los campos de concentración en Europa.

El suministro de submarinos de fabricación alemana _capaces de lanzar proyectiles con cabezas nucleares_ con destino al ejército de Israel se convierte en un nuevo capítulo para la guerra que se realiza en el Oriente Medio liderada por Estados Unidos y seguida por la coalición imperial que ahora integran, precisamente, las naciones que estuvieron (a conveniencia, por supuesto) del lado del pueblo soviético cuando en la llamada Gran Guerra Patria realizaró la ofensiva final que hizo claudicar al Tercer Reich.
Según el semanario Der Spiegel, Alemania mantiene la colaboración en el programa de construcción de armas atómicas con el estado sionista. De Spiegel asegura que los tres submarinos entregados (prevén incorporar, en 2017, otros tres) disponen de un nuevo sistema hidráulico que permite accionar esas cabezas nucleares. Claro está, Berlín ha defendido estas ventas como parte de un programa bilateral; a pesar de las repetidas denuncias internacionales. Fuentes consultadas por el semanario alemán, específicamente al ex secretario de Defensa Lothar Rhl, sostienen que el gobierno de Berlín “es consciente desde hace tiempo de ese uso (se refiere a las capacidades para armas atómicas en estos sumergibles ofensivos)”.
El semanario afirma una relación mucho más siniestra para equipar al estado de Israel, con la referencia que data desde 1961, fecha en la cual el Ministerio de Exteriores alemán estaba informado de los planes atómicos israelíes con fines bélicos. Incluso,  en 1977, el entonces canciller socialdemócrata Helmut Schmidt, abordó la cuestión del programa nuclear con el titular de Exteriores de Tel Aviv, Moshé Dayán.
Los submarinos son construidos en Kiel (norte de Alemania) y financiados en buena parte por Alemania como parte de su cooperación bilateral con el Estado israelí. Der Spiegel cita en su edición al ministro de Defensa, Ehud Barak, según el cual los alemanes “están orgullosos” de poder colaborar “en garantizar la existencia del Estado israelí”.
De esta forma Alemania se invierte el papel de víctimas y victimarios de una historia de exterminio masivo de seres humanos que pareció concluir cuando apagaron los hornos en los campos de concentración, después de la victoria del Ejército Soviético, con el apoyo de las naciones que integran la nueva coalición imperial, retoman la construcción de un nuevo Reich (Washington) y aceptan (conscientemente) la participación del estado que estuvo a punto de llevar al mundo al holocausto nuclear debido a la ofensiva del gobierno de Estados Unidos por el control de los recursos naturales del Oriente Medio con el apoyo de Israel.



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