jueves, 26 de julio de 2012

El inexplicable plazo de las cuentas por nunca cobrar y pagar (I)


Claudia Rodríguez León

Foto tomada de la Internet

Sumario: Las cuentas por cobrar y pagar no solo demuestran fisuras en el sistema de control empresarial, sino que contradicen las orientaciones de la dirección central del Estado en correspondencia con las regulaciones dispuestas por el Banco Central de Cuba, desde mediados de los años noventa, para restablecer la disciplina financiera en el país.

Una vez más puede quedar sobre el papel impreso la esencia de un excelente artículo que aborda el escabroso tema relacionado con el saneamiento de las finanzas internas. Bajo el crédito de la  periodista Sheyla Delgado Guerra (publicado el viernes 29 de junio de 2012, en el periódico Granma) el texto enumera una serie de argumentos planteados en la buscar soluciones _ya legisladas y contempladas en el sistema bancario cubano_ para resolver las cuestiones de la indisciplina financiera que involucra a empresas de subordinación estatal en el inexplicable proceso de las cuentas por pagar y cobrar.

La articulista hace mención a una reunión del Consejo de Ministros donde se constató que, hasta el cierre de junio del 2011, el Organismo de la Administración Central del Estado (OACE) con más cobros por efectuar vencidos en su sistema empresarial era el Ministerio de la Agricultura (MINAG),
con 892 millones 800 mil pesos y —a su vez— el segundo del país en las cuentas por pagar atrasadas, con un monto aproximado de 700 millones (CUP).

Una cifra alarmante si tenemos en cuenta la vulnerabilidad de las producciones agrícolas en cuanto a la necesidad de insumos, imprescindibles para algunos cultivos y que deben ser adquiridos en el mercado exterior, además de los cambios e incidencias climatológicas, factores que influyen tanto como los errores cometidos por cuestiones humanas asociadas a deficiencias, insuficiencias y otros de índole subjetivo en cuanto a las decisiones a tomar en cada caso.

Pero no se justifica que no constituya asombro (de estos números) tan solo porque las empresas de la Agricultura exhiben los mayores “números” en este sentido, pues son ellas precisamente (de forma general) las que registran mayores volúmenes en la venta de productos y en la compra de insumos, y no ha existido una responsable y exigente disciplina contable. Lo preocupante está en que la tierra —o mejor, los cultivos— necesitan atención todos los días y cualquier dilación en los pagos a una empresa, activa una compleja cadena de adeudos que involucra a numerosas entidades y, en definitiva, puede atentar contra la garantía de la producción de alimentos.

Es precisamente esta cadena de impagos la que resulta improcedente porque el banco posee las herramientas o regulaciones que le permite a las entidades evitar los impagos interempresariales sin que conlleve a una renegociación para facilitar nuevos créditos; a pesar de los riesgos implícitos en los millonarios débitos contraídos por estas personas jurídicas sin capacidad demostrada para solucionar sus problemas financieros.

Recuerdo que apenas se menciona el Proceso de Perfeccionamiento Empresarial y que llevó al análisis exhaustivo de las entidades que aspiraban a la certificación correspondiente y, en consecuencia, el apoyo de los trabajadores porque sus intereses estaban representados directamente en las ganancias de las producciones reportadas.

Según la articulista en el mes de octubre del 2011 volvió a dirigir la mirilla del Consejo de Ministros hacia el análisis de esta situación, con el “lente” enfocado sobre todo en las causas que habían generado tales descalabros en diferentes
organismos, y a partir de ahí se aprobó la implementación de un conjunto
de medidas —de carácter interno en el nivel empresarial y otras adoptadas
por las instituciones bancarias y financieras— en aras de revertir el lamentable
panorama, comentó (…) Manuel Agüero Suárez, director de Finanzas
del MINAG.
Seguidamente expone cuestiones más que discutidas en diferentes momentos y con tendencia a no encontrar respuestas halagüeñas si las entidades _que afectan la economía nacional_ no cumplen primero con la regularización de sus correspondientes deudas, antes de ser analizadas para recibir los créditos bancarios. No al revés. O sea no hacer concesiones que conduzcan al acomodamiento por decirlo de otra manera al tener en cuenta (sus directivos) la posición del Estado para impedir, por una cuestión lógica, el incremento de sus deficiencias financieras.

En sus declaraciones el director de finanzas del MINAG, informó acerca de la realización, en todo el país, de un proceso de conciliación  entre deudores y acreedores de estas cuentas por cobrar y pagar y las que pasen de 60 días deberán ser “documentadas” porque, en ese río revuelto de impagos es imposible detectar y enfrentar cualquier presunto hecho delictivo que se esconda “tras bambalinas”.

¿Quién paga realmente por estas deficiencias? Por supuesto que la economía nacional. Es por esa razón que enfatizaré en la necesidad de poner algunas cuestiones sobre el tapete en  la segunda parte del análisis que llevaré a este blog, a partir del importante artículo de la periodista Sheyla Delgado Guerra. Por demás, recoge la esencia de las palabras del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Rúz _en el Acto Central por el Aniversario 59 de los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes (celebrado en Guantánamo)_ cuando se refirió a la necesidad de trabajar con eficiencia y cumplir cada cual desde su puesto de labor con lo que le corresponde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sus opiniones serán el punto de partida para nuevos artículos. Agradeciendo la diversidad de criterios y los puntos de vista convergentes o divergentes en relación con los temas abordados o sugeridos por los lectores de este blog.