(Confesiones desfasadas)
Texto apoyado en el artículo publicado por El Nuevo Herald. Foto de la Internet (Nuevo Herald)
Ernesto Vera, decidió contar
su historia a un periodista para El Nuevo Herald. Supone que su testimonio cambiará
el curso de su economía doméstica, cuando (en realidad) no hizo más que cubrirse
al confesar la supuesta colaboración con la Seguridad del Estado, en Cuba, mientras
atacaba a grupúsculos contrarrevolucionarios dentro de la Isla.
Según el texto de Juan O.
Tamayo, el señor Vera, abogado cubano aseguró que para el reclutamiento de los
informantes, la OSE, paga miles de dólares para desacreditar a los mercenarios
(léase Damas de Blanco-jabitas) y generar rivalidades entre los mismos.
No sé cómo es posible que pueda
mentir de forma tan burda en cuanto al financiamiento de miles de dólares.
Hasta la fecha, los testimonios de agentes (mujeres y hombres) que prestaron
ese servicio al país, demuestran lo contrario: el compromiso incondicional de servir a la Patria, en la razón de Cuba para defender su integridad territorial y la soberanía e independencia de su pueblo, frente a los ataques encubiertos o directos que ha financiado el gobierno de Estados Unidos, desde el triunfo revolucionario de Enero de 1959. Son muchos los hombres y mujeres que murieron o trabajan aún desde el silencio, lejos de sus familias, asediados por el odio de los que no están a favor de la Revolución y de los que la traicionan. Ejemplos sobran, no haré referencia particular al respecto. No es necesario. En cuanto a la rivalidad está
más que comprobado la forma de relacionarse estos grupúsculos en cuanto al pago
de los dineros recibidos de la SINA y las jabitas. Sin embargo, al señor Vera,
no le bastó. En su afán de convertirse en centro del interés de los servicios
de inteligencia de Estados Unidos (CIA) hizo las declaraciones desde su
residencia en Santiago de Cuba.
Entre las mentiras expone
que le amenazaron con “matar a su madre y hacerlo parecer un accidente a menos
que él cooperara con ellos”. Seguidamente dice la única verdad: “Me avergüenza decir
que fui un cobarde”, según escribe el periodista de El Nuevo Herald, al
referirse a la confesión de tres páginas con fecha del 5 de julio y publicada,
el pasado martes, por UNPACU.
Vera asegura
que:“Todos los artículos que aparecieron en mi blog Ernesto Vera contra José Daniel Ferrer y las
Damas de Blanco fueron ordenados por la Seguridad del Estado”, dijo. Fueron
parte de un doble golpe “para desmoralizar a estas organizaciones como paso
previo para aniquilarlas políticamente”.
En realidad
las Damas de Blanco-jabitas están desmoralizadas. Primero por emplearse con una
potencia extranjera con el propósito de subvertir al país donde residen. No
obstante, en busca de su propia “primavera”, decidió emigrar su acción
mercenaria como apoyo a quienes intentan desestabilizar al pueblo bolivariano
de Venezuela, con la carta enviada a la representación diplomática de la nación
sudamericana, en Cuba, para “condenar la dura represión a los manifestantes
antigubernamentales en la nación petrolera por cuenta de la cual han muerto más
de 40 personas”.
¿Acaso no
sabe que esos muertos en Venezuela fueron provocados por los guarimberos
pagados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos en componenda con
los intereses de la oligarquía en la oposición al gobierno democráticamente elegido
por el pueblo venezolano?
Expone el
señor Vera que: “Durante estos cuatro años mi vida ha sido un sufrimiento
constante”, escribió en la carta publicada por UNPACU. “Debí haber sido
valiente, haber enfrentado la represión en toda su crudeza (…) pero me faltó el
combustible que les sobra a los héroes”.
Le faltó
más.
Ahora pone
el punto sobre el asunto fundamental y del cual hizo referencia un propio agente
de la CIA en una ocasión al referirse a la posición de los mercenarios que les
sirven dentro de Cuba. Decía que si el gobierno de Estados Unidos les ofreciera
la visa, se acabaría el apoyo de estos llamados disidentes. Washington sabe,
perfectamente, que en realidad buscan emigrar a su territorio este tipo de
personajes. Algunos, por supuesto, encontraron una forma de vivir de los
dineros pagados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos y
mantenerse en Cuba, donde todo les resulta más fácil y barato.
Según el articulista:
“(…) teme a la represalia del gobierno contra él o su madre por su confesión,
escribió”. Entonces, decide ser valiente:
“Hago
responsable al régimen castrista por cualquier cosa que le pueda ocurrir a mi
familia”.
¿Qué le
puede ocurrir a su familia en caso de que fuera dos veces traidor a su Patria?
¿Quién lo perseguiría? No es en Cuba donde desaparecen personas como lo hace la
CIA cuando necesita limpiar sus huellas.
Ahora, que
expresó todo su arrepentimiento asegura haber decidido “trabajar al 100% por la
democracia en mi país, sin ceder a presión o chantaje alguno”, o sea, ha puesto
precio público a su nuevo empleo como mercenario y espera que sus pagadores
decidan acceder a tal solicitud. Incluso, dijo que espera poder trabajar como
asesor legal de UNPACU.
Realmente
resultaría aburrido cualquier intento de abundar sobre lo dicho por Vera. La
esencia es que ha expuesto su solicitud de emigrar a los Estados Unidos y ser
recibido como el héroe que nunca fue. Creo, salvando las distancias, que (quizá
logre su propósito), pero esta confesión a El Nuevo Herald, ha puesto punto
final a su lamentable historia.
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