jueves, 10 de julio de 2014

Una golondrina quiere su “primavera”





(Confesiones desfasadas)

Texto apoyado en el artículo publicado por El Nuevo Herald. Foto de la Internet (Nuevo Herald)

Ernesto Vera, decidió contar su historia a un periodista para El Nuevo Herald. Supone que su testimonio cambiará el curso de su economía doméstica, cuando (en realidad) no hizo más que cubrirse al confesar la supuesta colaboración con la Seguridad del Estado, en Cuba, mientras atacaba a grupúsculos contrarrevolucionarios dentro de la Isla.
Según el texto de Juan O. Tamayo, el señor Vera, abogado cubano aseguró que para el reclutamiento de los informantes, la OSE, paga miles de dólares para desacreditar a los mercenarios (léase Damas de Blanco-jabitas) y generar rivalidades entre los mismos.
No sé cómo es posible que pueda mentir de forma tan burda en cuanto al financiamiento de miles de dólares. Hasta la fecha, los testimonios de agentes (mujeres y hombres) que prestaron ese servicio al país, demuestran lo contrario: el compromiso incondicional de servir a la Patria, en la razón de Cuba para defender su integridad territorial y la soberanía e independencia de su pueblo, frente a los ataques encubiertos o directos que ha financiado el gobierno de Estados Unidos, desde el triunfo revolucionario de Enero de 1959. Son muchos los hombres y mujeres que murieron o trabajan aún desde el silencio, lejos de sus familias, asediados por el odio de los que no están a favor de la Revolución y de los que la traicionan. Ejemplos sobran, no haré referencia particular al respecto. No es necesario. En cuanto a la rivalidad está más que comprobado la forma de relacionarse estos grupúsculos en cuanto al pago de los dineros recibidos de la SINA y las jabitas. Sin embargo, al señor Vera, no le bastó. En su afán de convertirse en centro del interés de los servicios de inteligencia de Estados Unidos (CIA) hizo las declaraciones desde su residencia en Santiago de Cuba.
Entre las mentiras expone que le amenazaron con “matar a su madre y hacerlo parecer un accidente a menos que él cooperara con ellos”. Seguidamente dice la única verdad: “Me avergüenza decir que fui un cobarde”, según escribe el periodista de El Nuevo Herald, al referirse a la confesión de tres páginas con fecha del 5 de julio y publicada, el pasado martes, por UNPACU.
Vera asegura que:“Todos los artículos que aparecieron en mi blog Ernesto Vera contra José Daniel Ferrer y las Damas de Blanco fueron ordenados por la Seguridad del Estado”, dijo. Fueron parte de un doble golpe “para desmoralizar a estas organizaciones como paso previo para aniquilarlas políticamente”.
En realidad las Damas de Blanco-jabitas están desmoralizadas. Primero por emplearse con una potencia extranjera con el propósito de subvertir al país donde residen. No obstante, en busca de su propia “primavera”, decidió emigrar su acción mercenaria como apoyo a quienes intentan desestabilizar al pueblo bolivariano de Venezuela, con la carta enviada a la representación diplomática de la nación sudamericana, en Cuba, para “condenar la dura represión a los manifestantes antigubernamentales en la nación petrolera por cuenta de la cual han muerto más de 40 personas”.
¿Acaso no sabe que esos muertos en Venezuela fueron provocados por los guarimberos pagados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos en componenda con los intereses de la oligarquía en la oposición al gobierno democráticamente elegido por el pueblo venezolano?
Expone el señor Vera que: “Durante estos cuatro años mi vida ha sido un sufrimiento constante”, escribió en la carta publicada por UNPACU. “Debí haber sido valiente, haber enfrentado la represión en toda su crudeza (…) pero me faltó el combustible que les sobra a los héroes”.
Le faltó más.
Ahora pone el punto sobre el asunto fundamental y del cual hizo referencia un propio agente de la CIA en una ocasión al referirse a la posición de los mercenarios que les sirven dentro de Cuba. Decía que si el gobierno de Estados Unidos les ofreciera la visa, se acabaría el apoyo de estos llamados disidentes. Washington sabe, perfectamente, que en realidad buscan emigrar a su territorio este tipo de personajes. Algunos, por supuesto, encontraron una forma de vivir de los dineros pagados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos y mantenerse en Cuba, donde todo les resulta más fácil y barato.
Según el articulista: “(…) teme a la represalia del gobierno contra él o su madre por su confesión, escribió”. Entonces, decide ser valiente:
“Hago responsable al régimen castrista por cualquier cosa que le pueda ocurrir a mi familia”.
¿Qué le puede ocurrir a su familia en caso de que fuera dos veces traidor a su Patria? ¿Quién lo perseguiría? No es en Cuba donde desaparecen personas como lo hace la CIA cuando necesita limpiar sus huellas.
Ahora, que expresó todo su arrepentimiento asegura haber decidido “trabajar al 100% por la democracia en mi país, sin ceder a presión o chantaje alguno”, o sea, ha puesto precio público a su nuevo empleo como mercenario y espera que sus pagadores decidan acceder a tal solicitud. Incluso, dijo que espera poder trabajar como asesor legal de UNPACU.
Realmente resultaría aburrido cualquier intento de abundar sobre lo dicho por Vera. La esencia es que ha expuesto su solicitud de emigrar a los Estados Unidos y ser recibido como el héroe que nunca fue. Creo, salvando las distancias, que (quizá logre su propósito), pero esta confesión a El Nuevo Herald, ha puesto punto final a su lamentable historia.

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